LA TRAIDORA MUERTE DE DON SUERO (S XV)
¡Quién lo diría! A los veinticuatro años y un día de inaugurarse los “fechos de armas” Passo Honroso, el que fue capitán mayor, don Suero de Quiñones, que, armado de pies a cabeza como centauro de metal (“sin escudo ni tarja”), había competido en las armas buscando la “ deliberación” del cautiverio amoroso en el qye se hallaba, halló (valga la redundancia) la muerte más vil que existe: apuñalado a traición por una cuadrilla en una noche clara, cuajada de estrellas, de un apacible verano.
Ni siquiera los traidores tuvieron la hombría de atacarlo uno por uno, sino “todos juntos, como es costumbre y mala usanza de los de vuestra ralea” que dría Don Quijote (I, capítulo III).
¡Quién lo diría! A los veinticuatro años y un día de inaugurarse los “fechos de armas” Passo Honroso, el que fue capitán mayor, don Suero de Quiñones, que, armado de pies a cabeza como centauro de metal (“sin escudo ni tarja”), había competido en las armas buscando la “ deliberación” del cautiverio amoroso en el qye se hallaba, halló (valga la redundancia) la muerte más vil que existe: apuñalado a traición por una cuadrilla en una noche clara, cuajada de estrellas, de un apacible verano.
Ni siquiera los traidores tuvieron la hombría de atacarlo uno por uno, sino “todos juntos, como es costumbre y mala usanza de los de vuestra ralea” que dría Don Quijote (I, capítulo III).
Era el 11 de julio de 1458. Don Suero había cumplido ya los cuarenta y nueve años. Todavía no era un hombre viejo, solo maduro, en el centro de la vida, y esta se la arrancaron en un cruce de caminos perdido en plena paramera, entre Barcial de la Loma y Gastroverde, villas hoy de las provincias de Valladolid y Zamora, respectivamente, cuando el antiguo protagonista del Passo se dirigía hacia Tordesillas con destino a Medina del Campo.
Los odios estuvieron carcomiendo durante más de veinte años el alma de un tal Gutierre Quijada, capitán de un grupo que compitió en los combates del puente de Órbigo sin conseguir alcanzar más gloria que la del defensor del Passo. Eso no pudo sufrirlo y, cuando palpitaban las estrellas prendidas del negro manto del firmamento, aceros que reflejaban la pálida luz de la luna, ejecutando fríamente la venganza, tiñeron de sangre lasa piedras del camino. “ Non es nada. Non es nada. ¡Quiñones, Quiñones!”, habría dicho en altas voces don SAuero en otro tiempo “ por alegrar a todos”, como cuando lo hirieron en el Passo.
Ahora, el viento esparció la desgracia por aquellos parajes: “ ¡Han matado a dos Suero de Quiñones!” “ ¡Han matado a dos Suero de Quiñones!”. Pero el crimen quedó impune.
En mala hora confesó el de la triste figura su parentesco con el traidor: “.. Gutierre Quijada, de cuya alcurnia yo diciendo por línea recta de varón” (Quijote I-XLIX).
La última “hazaña” de don Suero fue encontrar la muerte, esta vez, sin ir a buscarla. Maldita “gloria” para tan esforzado caballero, acuchillado a manos de cobardes.
A la memoria me vienen aquellos versos de Cayón Waldaliso parafraseando al de Olmedo:
En mala hora confesó el de la triste figura su parentesco con el traidor: “.. Gutierre Quijada, de cuya alcurnia yo diciendo por línea recta de varón” (Quijote I-XLIX).
La última “hazaña” de don Suero fue encontrar la muerte, esta vez, sin ir a buscarla. Maldita “gloria” para tan esforzado caballero, acuchillado a manos de cobardes.
A la memoria me vienen aquellos versos de Cayón Waldaliso parafraseando al de Olmedo:
Que de noche le mataron
a caballero,
la gala leonesa,
que se llamó don Suero.
Buenas tardes a tod@s.
Un abrazo
a caballero,
la gala leonesa,
que se llamó don Suero.
Buenas tardes a tod@s.
Un abrazo
Ya la conocía pero siempre es interesante releerla. Tiempo de envidias, venganzas y traiciones.
Llegó la noche del 11 de julio de 1458. La noche que mataron a don Suero de Quiñones, el célebre caballero leonés Don Gutierre de Quijada había intentado cometer anteriormente tal villanía, primero en Laguna de Negrillos, luego en Santa Elena deJamuz… y no lo consiguió. Por fin supo que don Suero se dirigía hacia Tordesillas. Fue el momento propicio después de tan largos años de espera.
En aquel despoblado lleno de nocturnidad, el Quijada y los suyos le salieron al encuentro. El cuerpo de don Suero, roto a cuchilladas se derrumbó al suelo. Allí quedó, cara al cielo, el famoso leonés del «Paso Honroso». Tenía 52 años.
Llegó la noche del 11 de julio de 1458. La noche que mataron a don Suero de Quiñones, el célebre caballero leonés Don Gutierre de Quijada había intentado cometer anteriormente tal villanía, primero en Laguna de Negrillos, luego en Santa Elena deJamuz… y no lo consiguió. Por fin supo que don Suero se dirigía hacia Tordesillas. Fue el momento propicio después de tan largos años de espera.
En aquel despoblado lleno de nocturnidad, el Quijada y los suyos le salieron al encuentro. El cuerpo de don Suero, roto a cuchilladas se derrumbó al suelo. Allí quedó, cara al cielo, el famoso leonés del «Paso Honroso». Tenía 52 años.