LA TRAIDORA MUERTE DE DON ARES (S XIV)
Ya muro don Ares,
de los campos de Omaña
el sol más claro.
Le mató su tío,
El adelantado.
Ya muro don Ares,
de los campos de Omaña
el sol más claro.
Le mató su tío,
El adelantado.
Así llora la copla la traidora muerte de don Ares a sus treinta primaveras un mal día de 1408.
Mozo de buen ver, elegante y galano, prudente y comedido, era querido de todos cuanto lo conocían. Hijo de Sancha Álvarez de Omaña y Lopez Díaz de Quiñones, ajeno a la soberbia de su tío, don Pedro Suarez de Quiñones, adelantado mayor del reino de León y tercer merino de Asturias, señor de Babia de Ordás, de Omaña de Luna, de Laciana y otras tierras de León, en las que se había granjeado antipatías por aquí, por allá u acullá.
Como la envidia es la peor de los vicios –“todos los vicios”, Sancho, traen un no sé qué de deleite consigo, pero el de la envidia no trae sino disgustos, rencores y rabias” Quijote II, capítulo VIII)-, esta hizo presa en el enconado corazón del adelantado y, no pudiendo sufrirla, preparó, fría, una mezquina venganza contra aquel sobrino al que acusaba, entre otros asuntos, de haberse opuesto a la edificación del palacio que tenía proyectado pegando a la esquina suroeste de la muralla leonesa, para mejor resguardo.
Como la envidia es la peor de los vicios –“todos los vicios”, Sancho, traen un no sé qué de deleite consigo, pero el de la envidia no trae sino disgustos, rencores y rabias” Quijote II, capítulo VIII)-, esta hizo presa en el enconado corazón del adelantado y, no pudiendo sufrirla, preparó, fría, una mezquina venganza contra aquel sobrino al que acusaba, entre otros asuntos, de haberse opuesto a la edificación del palacio que tenía proyectado pegando a la esquina suroeste de la muralla leonesa, para mejor resguardo.