Apareciste: apareciste una noche sin luna. la huella de la noche, marcaba mi soledad. No sabía lo que buscaba ni ten siquiera sabía si buscaba algo. Tal vez lo mismo que aquel marinero borracho agarrado a una a una farola "hablaba con ella" en aquella calleja mal alumbrada. El puerto había quedado desierto. Voces de marineros llegaban hasta mis oídos. Entro y tomo asiento en una mesa en un rincón apartado. Hay una joven en una mesa cercana. Tiene su cabeza apoyada en la palma de sus manos. No se porque sentí hacia ella un sentimiento paternal y me acerqué, mientras le decía: Si me permite... Asintió con un movimiento de cabeza, mientras me miraba fijamente: había llorado.
- ¿Tu también estas sola, verdad?
Y hablamos: Y hablamos de mil cosas. Y ya no me miraba con recelo. y, tal vez por eso pronunció casi con rabia.
-! Ha sido un canalla, me ha encañado! Yo vivo en lo alto de la isla. Lo conocí el año pasado. me hizo multitud de promesas. Por teléfono, a su llegada me dijo reunirme con él en este lugar, y ya ves... bueno ya me marchaba. De hecho es lo que voy ha hacer...
-Si quieres te acompaño, a fin de cuentas yo también estoy solo, y, también llegue esta mañana.
Y salimos a la calle: llovía: Nos refugiamos en un portal. Estaba aturdida; lloraba de nuevo. Otra vez el instinto paternal nació en mí rechazando el pensamiento de que era una mujer bella, y yo hacía muchos días que ni tan siquiera había visto a una mujer. la tengo junto a mi, acaricio sus cabellos humedos, siento el calor de su cuerpo! No me conozco!-me estoy diciendo- Y cogida de mi brazo dejariamos el puerto por una de las estrechas callejas.
-No hay "guagua" hasta mañana por la mañana me había dicho. Ël me juró que no muy tarde me llevaría hasta el pueblo donde vivo. ¿Que hacer? Mas que una pregunta, fue un murmullo de desesperación.
Habíamos pasado delante del marinero borracho, tirado, a lo largo de la acera, empapado de lluvia.
-! Es aquí donde me alojo! Le dije y añadí: entra conmigo, al menos te protegerás de la lluvia; mañana, dios dirá... Supe que estaba aturdida. supe que estaba muy sola. Supe que tenía a mi lado una mujer y que, no merecía ni unsolo sucio pensamiento por mi parte en esos momentos.
-Ahí tienes el baño, puedes asearte, y secarté el pelo, no cogas un resfriado.
La tendí uno de mis pantalones mientras me dirigió una tímida mirada de agradecimiento.
Cuando reapareció, bella y radiante, le señalé la cama, y se detuvo de repente y se borró su sonrisa.
-No temas amiga mía, yo dormiré en el sofá... Yo no tomo de una mujer nada que ella no desee. Y dijo:
-! Si no te importa, seré yo la que duerma en el sofá.
-! De ninguna mañera! Y la empujé con una delicadeza que kme sorprendió y hasta la arrope mientras le decía: ahora a dormir y a descansar.
- ¿Sabes, sabes que me estás recordando a mi padre cuando de niña me arropaba?
Y viendo como lloraba, le dí un beso en la frente, y ya de espaldas le dije con voz queda:
-Bueno pues por esta noche, piensa que soy tu padre, y que hasta si quires velaré tu sueño.
-Mi padre hace tiempo que NOS dejo. Había pena en su voz. No supe que decir. me tendía en un sofa vestido.
-En esa misma calla desayunamos y luego le acompañe hasta la "guagua". Su despedida fue un abrazo profundo y me sentía satisfecho y contento. Tras los cristales veía el adiós de su mano que sería un adiós para siempre.
Y bajo la lluvia tenaz, calle adelante, me dije:! pero si ni tan siquiera le he preguntado su nombre!
Y bajo la lluvia en aquellas sucias callejas, vibrante, la luz de mis pensamientos dibujaban sus labios, besándolos.
Mientras escribo me niego a que me invadan pensamientos turbios... que nublen la nueva y única experiencia.
libertad.
- ¿Tu también estas sola, verdad?
Y hablamos: Y hablamos de mil cosas. Y ya no me miraba con recelo. y, tal vez por eso pronunció casi con rabia.
-! Ha sido un canalla, me ha encañado! Yo vivo en lo alto de la isla. Lo conocí el año pasado. me hizo multitud de promesas. Por teléfono, a su llegada me dijo reunirme con él en este lugar, y ya ves... bueno ya me marchaba. De hecho es lo que voy ha hacer...
-Si quieres te acompaño, a fin de cuentas yo también estoy solo, y, también llegue esta mañana.
Y salimos a la calle: llovía: Nos refugiamos en un portal. Estaba aturdida; lloraba de nuevo. Otra vez el instinto paternal nació en mí rechazando el pensamiento de que era una mujer bella, y yo hacía muchos días que ni tan siquiera había visto a una mujer. la tengo junto a mi, acaricio sus cabellos humedos, siento el calor de su cuerpo! No me conozco!-me estoy diciendo- Y cogida de mi brazo dejariamos el puerto por una de las estrechas callejas.
-No hay "guagua" hasta mañana por la mañana me había dicho. Ël me juró que no muy tarde me llevaría hasta el pueblo donde vivo. ¿Que hacer? Mas que una pregunta, fue un murmullo de desesperación.
Habíamos pasado delante del marinero borracho, tirado, a lo largo de la acera, empapado de lluvia.
-! Es aquí donde me alojo! Le dije y añadí: entra conmigo, al menos te protegerás de la lluvia; mañana, dios dirá... Supe que estaba aturdida. supe que estaba muy sola. Supe que tenía a mi lado una mujer y que, no merecía ni unsolo sucio pensamiento por mi parte en esos momentos.
-Ahí tienes el baño, puedes asearte, y secarté el pelo, no cogas un resfriado.
La tendí uno de mis pantalones mientras me dirigió una tímida mirada de agradecimiento.
Cuando reapareció, bella y radiante, le señalé la cama, y se detuvo de repente y se borró su sonrisa.
-No temas amiga mía, yo dormiré en el sofá... Yo no tomo de una mujer nada que ella no desee. Y dijo:
-! Si no te importa, seré yo la que duerma en el sofá.
-! De ninguna mañera! Y la empujé con una delicadeza que kme sorprendió y hasta la arrope mientras le decía: ahora a dormir y a descansar.
- ¿Sabes, sabes que me estás recordando a mi padre cuando de niña me arropaba?
Y viendo como lloraba, le dí un beso en la frente, y ya de espaldas le dije con voz queda:
-Bueno pues por esta noche, piensa que soy tu padre, y que hasta si quires velaré tu sueño.
-Mi padre hace tiempo que NOS dejo. Había pena en su voz. No supe que decir. me tendía en un sofa vestido.
-En esa misma calla desayunamos y luego le acompañe hasta la "guagua". Su despedida fue un abrazo profundo y me sentía satisfecho y contento. Tras los cristales veía el adiós de su mano que sería un adiós para siempre.
Y bajo la lluvia tenaz, calle adelante, me dije:! pero si ni tan siquiera le he preguntado su nombre!
Y bajo la lluvia en aquellas sucias callejas, vibrante, la luz de mis pensamientos dibujaban sus labios, besándolos.
Mientras escribo me niego a que me invadan pensamientos turbios... que nublen la nueva y única experiencia.
libertad.