Foto de un molino de Villamejil.
MOLDERAS Y MOLINOS.
El centeno uno de los pocos cereales capaces de soportar las duras condiciones que ofrecen los 1.000 m de altitud que alcanzan estos chanos, ocupó durante largo tiempo los amplios campos de centeno que dominan el pasaje. Finalizadas las labores de siega, acarreo y maja, el destino final del grano era el molino.
En 1750, según el Catastro del Marques de la Ensenada. En el pueblo de Villamejil existían 3 molinos y en todo el municipio, hasta 15. Todavía hoy, Villamejil es atravesado por la moldera, el cauce artificial desviado desde el Tuerto que aportaba agua, incansable combustible del molino maquilero. La maquilla era la parte del grano que el molinero cobraba por las tareas realizadas, su comportamiento honrado en el cobro, la calidad y rapidez de la molienda y la cercanía del molino, eran determinantes para elegir molino.
Otros artilugios que utilizaron la fuerza del agua fueron pisones y batanes, capaces de apelmazar el lino tejido, que durante años se cultivó en el municipio.
Hoy, paralelas al cauce del Tuerto y custodiando la ribera, las choperas izan sus copasa al cielo.
MOLDERAS Y MOLINOS.
El centeno uno de los pocos cereales capaces de soportar las duras condiciones que ofrecen los 1.000 m de altitud que alcanzan estos chanos, ocupó durante largo tiempo los amplios campos de centeno que dominan el pasaje. Finalizadas las labores de siega, acarreo y maja, el destino final del grano era el molino.
En 1750, según el Catastro del Marques de la Ensenada. En el pueblo de Villamejil existían 3 molinos y en todo el municipio, hasta 15. Todavía hoy, Villamejil es atravesado por la moldera, el cauce artificial desviado desde el Tuerto que aportaba agua, incansable combustible del molino maquilero. La maquilla era la parte del grano que el molinero cobraba por las tareas realizadas, su comportamiento honrado en el cobro, la calidad y rapidez de la molienda y la cercanía del molino, eran determinantes para elegir molino.
Otros artilugios que utilizaron la fuerza del agua fueron pisones y batanes, capaces de apelmazar el lino tejido, que durante años se cultivó en el municipio.
Hoy, paralelas al cauce del Tuerto y custodiando la ribera, las choperas izan sus copasa al cielo.