Una pequeña observación. En efecto, con Fernando III...

Bermudo III (1028 – 1037) Es el último rey leonés, en cierta forma. Lo es como consecuencia de un auténtico entramado de traiciones y venganzas entre los reinos de Navarra, León y el recién creado de Castilla. Este complejo entramado se escenifica en la batalla de Tamarón, donde muere el Rey Bermudo III y se desintegra el reino de León.

El primer Rey de Castilla es Fernando I, que se casó con Sancha, hermana de Bermudo III. Al morir Bermudo sin descendencia, asume el reino su hermana Sancha y ésta, al estar casada con Fernando I, une ambas coronas pasándose a llamar como reino de Castilla y León. Aunque todo esto es relativo, pues el que verdaderamente hereda los dos títulos y une definitivamente los reinos de León y Castilla no es Fernando I, sino en 1230 el rey Fernando III “El Santo”. Y digo que esta unión no se hace definitiva porque cuando muere Fernando I de Castilla, divide su reino entre sus hijos. A su hijo Alfonso VI “El Bravo” le concede el Reino de León. Duró poco este reinado porque su hermano Sancho II –Rey de Castilla- se lo arrebata otorgándole a Castilla los territorios leoneses. Como primogénito, creía en las viejas costumbres visigóticas donde éste hijo era el auténtico beneficiado de los poderes del padre a la hora del traspaso de poderes. En cierta forma es así, aunque habría que matizar esta última aseveración. Sancho II duró poco como gobernante de los reunificados reinos cristianos de la zona noroeste de la península. Alfonso VI tenía preparada la traición que, como suele ocurrir, se sirve en plato frío.

Alfonso VI “El Bravo y El Fuerte”.- Con la subida al poder de nuevo de Alfonso VI, comienza a surgir una corriente conquistadora en los cada vez más débiles reinos taifas. Llegó este monarca a conquistar la preciosa ciudad de Toledo, antigua capital del reino visigodo. Esta conquista tuvo una gran carga emotiva en el reino cristiano, pues se trataba de un lugar emblemático para los reconquistadores. Después, con la entrada por el sur de los Almorávides, Alfonso sufre algunas importantes derrotas, como la sufrida en Uclés, donde pierde a su hijo Sancho, heredero legítimo que iba a ser de su reino. Por cierto que este Sancho era hijo de la reina Zaida La Mora, hija del rey de Sevilla Al-Mutamid. Bravo, fuerte y valiente por las grandes conquistas cosechadas en su reinado, con especial mención a la siempre añorada Toledo.

Fernando II (1157 – 1188) Hijo de Fernando VII “El Emperador”, le correspondió el reino de León, volviéndose de nuevo a instaurar dicho reino de forma independiente. Firmó con su hermano Sancho III el tratado de Sahagún donde se reconocía oficialmente la separación de ambos reinos.

Alfonso IX (1188 – 1230) Hijo de Fernando II y nieto de Alfonso VII “El Emperador”. Alfonso IX será definitivamente el último Rey de León como reino único. Casado en segundas nupcias con Berenguela de Castilla, sobrina suya, recibe ésta el reino castellano al morir su hermano Enrique I. De este matrimonio, nació un hijo llamado Fernando. Aunque este matrimonio fue desaprobado por la Iglesia por ser incestuoso, si que admitió a su hijo Fernando como legítimo heredero. Berenguela, abdicó en su hijo el reino de Castilla, correspondiéndole por parte de su padre el Reino de León. Fernando se proclamaría Rey de los dos reinos bajo el nombre de Fernando III. Y tras su muerte, fue santificado por la Iglesia llegando a llamarse “El Santo” o San Fernando. Con Fernando III, definitivamente, se unen para siempre los históricos reinos de Castilla y León.

Una pequeña observación. En efecto, con Fernando III el Santo, se unen definitivamente Castilla y León. Ahora bien, durante unos años predominó la parte leonesa, ya que teníamos más armamento, mejor economía... que Castilla, pero al final se impone Castilla y León pasa a un segundo plano, y es el nombre de Castilla el que predomina.
Yo me siento leonés, nunca castellano. Un saludo.