Muchos veranos de la infancia y juventud de Alejandro dejaron huella -y la de su ronda moceril- en este breve y bello escenario del Luna, por Turcio, los Castañales, la Vega Pequeña.... Muchas horas, aquí, de genio e inspiración para "La Sirena Varada" para "Nuestra Natacha", para mucha tarea futura, para muchos y buenos versos que esperamos no se hayan perdido. Y todo, bajo la mirada serena, acuaciadora y amante, de Dama Rosalía, junto a los tiernos retoños en rosa que empezaban a crecer.