La Razón.
Pilar Díez.
"Sánchez se aísla de Iglesias: ni maitines ni llamadas". "Sánchez ha aislado a Iglesias como una suerte de correctivo por la estrategia de desestabilización que Podemos está siguiendo a nivel interno en el Gobierno". Venga ya, Sánchez teme a Iglesias más que a una vara verde.
"Aunque desde la mesa del Consejo de Ministros se intentó el martes rebajar estas tensiones, asegurando poco más que son magnificadas por la prensa, lo cierto es que en Moncloa ya no se oculta que la situación es insostenible". Les tiene cogidos por sus partes blandas. La Moncloa, en concreto.
"Un grupo afín a Podemos organiza la violencia callejera", dice. Qué grupo afín a Podemos ni qué leches, es Podemos, les gusta la violencia más que a un tonto un lápiz. Dice que se trata de una "demostración de fuerza" de Iglesias a Sánchez. Una "tarjeta de visita para que no se olvide la capacidad de movilización de la extrema izquierda". Y por lo visto ayer con Montero se han hecho caquita.
Dice el editorial que la violencia incitada desde el Gobierno "ha abierto otra brecha en la coalición encabezada por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Si desde el Ejecutivo se aceptan como legítimas expresiones de vandalismo como las que se han vivido estos días, Sánchez tienen un serio problema en su Gobierno". ¿Brecha? Aquí la única brecha es la que les abren los energúmenos podemitas a los policías en la cabeza con el beneplácito del Gobierno.
Marhuenda dice que "la brutalidad de las imágenes no deja atisbo de duda y ahora podemos constatar, una vez más, de qué lado está Iglesias". ¿Es que alguien tenía alguna duda? No lo ha ocultado nunca. O bueno, en alguna campaña electoral que se ha puesto el traje de Mimosín, pero vamos, no creo que a estas alturas engañe a nadie este gánster, como le llama Julio Valdeón.
"Es normal que Iglesias y su camarilla empaticen con los energúmenos que provocaron los disturbios violentos de Madrid y Barcelona. Esa colección de vándalos de familias acomodadas se dio un homenaje de violencia sin límite con la excusa de protestar por la encarcelación del rapero Pablo Hasél. Me imagino que irían ciegos de alcohol y porros para amenizar la fiesta". Buah, y alguna droga dura más.
Abel Hernández anima a defender la libertad. "Cada día que pasa Podemos ejerce con más estridencia el papel de gobernante y de agitador antigubernamental. Por si faltaba algo, sus acusaciones a periodistas y sus propuestas –libertad de expresión para los suyos y mordaza para los demás– Con la libertad no se juega. Parece mentira, pero no queda más remedio que volver a salir en su defensa, como hace cuarenta años". Con adoquines, si es necesario. Iglesias quiere guerra, no hay que defraudarle.
R. 2º.
Pilar Díez.
"Sánchez se aísla de Iglesias: ni maitines ni llamadas". "Sánchez ha aislado a Iglesias como una suerte de correctivo por la estrategia de desestabilización que Podemos está siguiendo a nivel interno en el Gobierno". Venga ya, Sánchez teme a Iglesias más que a una vara verde.
"Aunque desde la mesa del Consejo de Ministros se intentó el martes rebajar estas tensiones, asegurando poco más que son magnificadas por la prensa, lo cierto es que en Moncloa ya no se oculta que la situación es insostenible". Les tiene cogidos por sus partes blandas. La Moncloa, en concreto.
"Un grupo afín a Podemos organiza la violencia callejera", dice. Qué grupo afín a Podemos ni qué leches, es Podemos, les gusta la violencia más que a un tonto un lápiz. Dice que se trata de una "demostración de fuerza" de Iglesias a Sánchez. Una "tarjeta de visita para que no se olvide la capacidad de movilización de la extrema izquierda". Y por lo visto ayer con Montero se han hecho caquita.
Dice el editorial que la violencia incitada desde el Gobierno "ha abierto otra brecha en la coalición encabezada por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Si desde el Ejecutivo se aceptan como legítimas expresiones de vandalismo como las que se han vivido estos días, Sánchez tienen un serio problema en su Gobierno". ¿Brecha? Aquí la única brecha es la que les abren los energúmenos podemitas a los policías en la cabeza con el beneplácito del Gobierno.
Marhuenda dice que "la brutalidad de las imágenes no deja atisbo de duda y ahora podemos constatar, una vez más, de qué lado está Iglesias". ¿Es que alguien tenía alguna duda? No lo ha ocultado nunca. O bueno, en alguna campaña electoral que se ha puesto el traje de Mimosín, pero vamos, no creo que a estas alturas engañe a nadie este gánster, como le llama Julio Valdeón.
"Es normal que Iglesias y su camarilla empaticen con los energúmenos que provocaron los disturbios violentos de Madrid y Barcelona. Esa colección de vándalos de familias acomodadas se dio un homenaje de violencia sin límite con la excusa de protestar por la encarcelación del rapero Pablo Hasél. Me imagino que irían ciegos de alcohol y porros para amenizar la fiesta". Buah, y alguna droga dura más.
Abel Hernández anima a defender la libertad. "Cada día que pasa Podemos ejerce con más estridencia el papel de gobernante y de agitador antigubernamental. Por si faltaba algo, sus acusaciones a periodistas y sus propuestas –libertad de expresión para los suyos y mordaza para los demás– Con la libertad no se juega. Parece mentira, pero no queda más remedio que volver a salir en su defensa, como hace cuarenta años". Con adoquines, si es necesario. Iglesias quiere guerra, no hay que defraudarle.
R. 2º.
Que manera de incendiar la calle buscando sentarse en la. monclos