EDITORIAL DE HOY DE LIBERTAD DIGITAL
Hoy se cumplen ocho años de la masacre de
Madrid, con 192 asesinados y centenares de heridos, muchos de los cuales aún arrastran secuelas a consecuencia del mayor atentado sufrido en nuestro país. Después de ocho años, hoy debería ser un día simplemente para recordar a los compatriotas que perdieron su vida de forma tan atroz y rendirles el homenaje que merecen ellos y sus
familias. Para vergüenza de muchos, las graves incógnitas que todavía pesan sobre aquella terrible masacre hacen que hoy sea un día en el que las víctimas, y los que todavía creemos en la libertad y la justicia, tengamos que seguir exigiendo la aclaración completa de unos hechos que la que los tribunales
españoles nos han escamoteado a todos, no sólo a los que perdieron la vida y sus
familiares.
Por más que la clase
política oscile en sus preferencias por el cerrojazo o la indiferencia, según las siglas, a nadie se le escapa que la masacre del 11-M sigue sin estar aclarada; incluido el tribunal que juzgó los atentados, en cuya sentencia confiesa abiertamente desconocer a las órdenes de quién o quiénes se llevó a cabo esa acción
terrorista. Este extremo debería ser motivo suficiente para que el 11-M fuera todavía un caso abierto y los distintos gobiernos e instancias judiciales hubieran seguido investigando los muchos puntos oscuros que todavía se ciernen sobre esta tragedia. Es lo que las víctimas de estos atentados han venido pidiendo durante estos ocho años, sin recibir otra cosa que el menosprecio o la indiferencia por quienes se dicen sus representantes
políticos.
Pero es que además de la ausencia de un autor intelectual, la instrucción del caso presenta casos tan abrumadores de conductas presumiblemente delictivas por parte de los encargados de la investigación y sus superiores, que el hecho de que en estos ocho años se les haya negado a las víctimas y a la sociedad entera una revisión en firme de todo lo actuado sencillamente nos descalifica como país respetuoso con el Estado de Derecho y el imperio de la ley.
La Justicia
española ha llegado hasta el extremo de impedir que los acusados de haber actuado dolosamente en la instrucción de los atentados, con pruebas irrebatibles que justificaban sobradamente su encausamiento, hayan eludido cualquier acción de los tribunales a cuenta de una prescripción por una denuncia anterior cuyo sólo examen provoca el sonrojo.
Ante el empeño de las instancias oficiales de cegar cualquier vía de investigación o de exigencia de responsabilidades, las víctimas del 11-M y los medios libres como Libertad Digital estamos más dispuestos que nunca a que la verdad resplandezca y la Justicia actúe con todas sus consecuencias, caiga quien caiga. Ese es nuestro compromiso, del cual han surgido hallazgos como el que hemos brindado hace tan sólo unos días a todos los que nos siguen, en tributo no sólo a los inocentes masacrados en aquella terrible mañana del 11 de marzo de hace ocho años, sino también a
España y a la Libertad. Las dos razones por las que también un día de marzo nació este
periódico.