11 DE MARZO, DIA PARA HONRAR A LAS VÍCTIMAS. NO PARA HACER PROPAGANDA
POLÍTICA
María Angeles Crespo
Hoy nuevamente las personas que tenemos corazón y no una máquina que al compás que se mueve hace ruido, queremos honrar a unas víctimas inocentes.
Trabajadores y estudiantes que acudían a su quehacer diario, ajenos a la muerte insulsa, cruel, malvada, a destiempo… que les aguardaba.
Hoy no es un día para hacer algarabías, para aprovechar que estamos en periodo electoral para sacar rentabilidad de un puñado de votos.
Es un día para el lamento, para el recuerdo, para que puedan llorar en paz a sus muertos, aquellos que perdieron a sus seres queridos.
Aquel 11 de marzo unos intransigentes, unos sectarios, cuyas cabezas visibles están aún por identificar, fueron capaces de ocasionar la mayor masacre que ha tenido lugar en Europa como consecuencia de un acto
terrorista.
Por todo eso hoy es un día para el recogimiento. Para que cada cual rece como sepa al Dios que le enseñaron. Para que los que no crean en ningún Dios blasfemen si quieren. Porque Dios en su inconmensurable misericorida los comprenderá y no se lo tendrá en cuenta.
Pero hay que ser tremendamente miserable para aprovechar la soleminidad de este día para justificar unos suculentos sueldos y unas vidas de burgueses pagadas con el dinero de todos, convocando manifestaciones.
Definitivamente los
sindicatos ¿de clase? ¿mayoritarios?, han perdido no solo la credibilidad, sino la decencia. Hoy por hoy son los sindicatos de los privilegios.
El
Gobierno actual debería reformar tanto el Estatuto de los Trabajadores, como la L. O. R. (Ley Orgánica de Representación), y de ese modo eliminar los privilegios, que sin motivo, gozan actualmente UGT y CCOO. Vivimos otros momentos y actualmente ya no son Sindicatos más representativos.
De ese modo se acabaría con sus privilegios que ellos toman como derechos y que usan para desestabilizar y con el único objetivo de no perder ni una sola de las prebendas de las que vienen disfrutando. Ellos condicionan lo que llaman la paz social a cambio de subvenciones millonarias que emplean de forma oscura y de las que no dan cuenta.
Estamos en el siglo XXI. Soy defensora de los Derechos Humanos, de los derechos de todas las personas a tener lo suficiente para vivir con dignidad, pero los vividores que hoy nos rodean y que dicen defendernos, no son dignos de ostentar lo que ostentan ni de representar lo que ellos dicen.
Ha llegado la hora de mandar a un rincón a quienes no son capaces de respetar el dolor de los
familiares y
amigos de esas personas que aquel fatídico 11 de marzo, tomaron aquellos trenes de la muerte.
Ha llegado la hora de no temer a rebeldes sin causa, a alboratadores a sueldo. Ha llegado la hora que muchos trabajadores estamos esperando: mandar a estos sindicalistas de camisa abierta en los mítines pero de gustos y constumbres lujosas, a sus
trabajos si los tuvieran o al paro.
Hoy es 11 de marzo. Día de las víctimas. Recordémoslas.