Cuenta D. Luis Maria Ansón que un dia reprendió a un chico drogadicto por
menospreciar a las monjas.
Le dijo, al parecer, el Sr. Ansón de la labor espìritual que practícan y la
humanitaria que ejercen en hospitales etc.
Aquél chico, tiempo después, tuvo que ser ingresado en un centro especializado
en su problema concreto, en muy malas condiciones. Paradójicamente ¿quienes
le cuidaban?: las monjas.
Es lo que tiene la vida cuando las personas escupimos hacia arriba..
Pero ellas - las monjas- siempre están ahí para atendernos. Es la realidad.
Saludos.-
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