EL NIÑO QUE ENLOQUECIÓ DE AMOR”
PRIMERA PARTE
Este era un niño. Un niño como cualquier otro que vivía enamorado y obsesionado por una muchacha; su nombre era Angélica.
Él pertenecía a una familia acomodada. Tenía hermanos mayores, todos brutos; ninguno de ellos era como aquél: digamos que más o menos tristón y poco juguetón.
Su historia se basa determinadamente en como pierde la cabeza por una mujer, de mayor edad que él, pero muy linda.
Esto comienza así: Cada vez que Angélica comía o estaba en su casa, ya sea conversando con su madre u otro asunto, él, tontamente perdía el tiempo observándola. Era extraño, dormía pensando en ella, en su rizado cabello; cada vez que ella no se encontraba cerca, la imaginaba. Sin embargo, cuando se encontraba a su lado, simplemente él no existía; sólo la admiraba y nada más que pensar hacía. Luego lo lamentaba estúpidamente.
A veces le daban ganas de enfermarse o hacerse el enfermo para que ella hablara sólo y únicamente de él. Tanto así que una vez llegó el doctor, lo examinó minuciosamente, pensando que este tenía problemas cólicos. Aunque realmente estaba mintiendo acerca del dolor. Le recetó un purgante. Pero no lo ingirió él, si no su hermano, a través de unos irresistibles alfeñiques. Simplemente una anécdota.
Vivía llorando por ella. Se enojaba mucho por los errores que cometía las veces que la tenía ahí, frente a sus ojos. Lo peor para aquel muchacho, era que nadie lo podía defender o comprender, o simplemente consolar, durante los momentos en que se desilusionaba, pues no lo contaba, era SU secreto. El problema es que ni ella lo sabía. Pensaba que no lo escucharía o sólo se reiría, pensando en las locuras de los niños de esa época. Pretendía revelárselo, pero no sabía ni cuándo ni cómo. Era una locura.
Un día llego fastidiado y muy molesto a casa. Habían ido de visita a la casa de Angélica. Un joven la miraba y perseguía a donde ella fuera. Este era Jorge. Según el protagonista, que sólo pensaba en lo que le convenía, ya que ni se molestaba en procesar lo que el otro le decía, Jorge sólo incomodaba y fastidiaba a Angélica, pero al parecer, ambos (Angélica y Jorge) se querían realmente, algo que hacía perder, más, la cabeza a esta pequeña víctima del amor.
Continuará...
PRIMERA PARTE
Este era un niño. Un niño como cualquier otro que vivía enamorado y obsesionado por una muchacha; su nombre era Angélica.
Él pertenecía a una familia acomodada. Tenía hermanos mayores, todos brutos; ninguno de ellos era como aquél: digamos que más o menos tristón y poco juguetón.
Su historia se basa determinadamente en como pierde la cabeza por una mujer, de mayor edad que él, pero muy linda.
Esto comienza así: Cada vez que Angélica comía o estaba en su casa, ya sea conversando con su madre u otro asunto, él, tontamente perdía el tiempo observándola. Era extraño, dormía pensando en ella, en su rizado cabello; cada vez que ella no se encontraba cerca, la imaginaba. Sin embargo, cuando se encontraba a su lado, simplemente él no existía; sólo la admiraba y nada más que pensar hacía. Luego lo lamentaba estúpidamente.
A veces le daban ganas de enfermarse o hacerse el enfermo para que ella hablara sólo y únicamente de él. Tanto así que una vez llegó el doctor, lo examinó minuciosamente, pensando que este tenía problemas cólicos. Aunque realmente estaba mintiendo acerca del dolor. Le recetó un purgante. Pero no lo ingirió él, si no su hermano, a través de unos irresistibles alfeñiques. Simplemente una anécdota.
Vivía llorando por ella. Se enojaba mucho por los errores que cometía las veces que la tenía ahí, frente a sus ojos. Lo peor para aquel muchacho, era que nadie lo podía defender o comprender, o simplemente consolar, durante los momentos en que se desilusionaba, pues no lo contaba, era SU secreto. El problema es que ni ella lo sabía. Pensaba que no lo escucharía o sólo se reiría, pensando en las locuras de los niños de esa época. Pretendía revelárselo, pero no sabía ni cuándo ni cómo. Era una locura.
Un día llego fastidiado y muy molesto a casa. Habían ido de visita a la casa de Angélica. Un joven la miraba y perseguía a donde ella fuera. Este era Jorge. Según el protagonista, que sólo pensaba en lo que le convenía, ya que ni se molestaba en procesar lo que el otro le decía, Jorge sólo incomodaba y fastidiaba a Angélica, pero al parecer, ambos (Angélica y Jorge) se querían realmente, algo que hacía perder, más, la cabeza a esta pequeña víctima del amor.
Continuará...