Ocho semanas desde que Rajoy está en Moncloa y ya hay quien quiere estar en los últimos ocho días de Aznar. Casi ni se han acabado de contar los votos, que los de Andalucía aún quedan por meter, y ya se dan por amortizadas a las urnas. A la calle y a la sede del PP, que contra el PP se manifiesta uno mejor, donde va a parar.
Todo estaba en el guión, los sindicatos a movilizarse y los liberados a ganarse la cervecita. Las parroquias más combativas a “quemar Valencia” y colapsar Madrid. Para empezar cualquier cosa puede valer y cualquier cosa valdrá. Basta convertir una carga policial y unas palabras desafortunadas de un policía-por cierto nombrado por Rubalcaba- en una guerra de Troya virtual y unos botellazos, carreras y porrazos en la masacre de las Termópilas retransmitida en directo. Que todo esto, lo primero, es una inmensa exageración. Pero con la intención de que vaya al estallido y a más.
Estaba más que escrito y con ello habremos de convivir. Las fraccionadas parroquias de la izquierda están muy escocidas por las urnas. Porque todos estos que vemos ahora procesionar sí que han ido a votar. Vamos que resulta muy notorio que los más señeros de quienes se agarran a la pancarta eran de los que han estado ocho años agarrados a la cartera ministerial. Y hasta los que gritan “que no nos representan” ya lo creo que lo están. Sacaron también sus cartelitos en el Congreso. Pero es que están solo los que son y los que son es lo que dieron sus votos que son bastante menos que sus gritos.
Lo de Valencia es una excusa y como ella se buscarán un centenar. La agitación está en la hoja de ruta. De eso no hay duda. Pero la que tengo es si, más allá de las parroquias, el común de las gentes está por esa labor. Y que no vaya a ser que este tiro de algarada les salga por la culata electoral. Que ya fue casualidad que, amen de Génova 13, una cita ya clásica en Madrid donde se dirigiera el hostigamiento fuera a todas las sedes andaluzas del PP.
Todo estaba en el guión, los sindicatos a movilizarse y los liberados a ganarse la cervecita. Las parroquias más combativas a “quemar Valencia” y colapsar Madrid. Para empezar cualquier cosa puede valer y cualquier cosa valdrá. Basta convertir una carga policial y unas palabras desafortunadas de un policía-por cierto nombrado por Rubalcaba- en una guerra de Troya virtual y unos botellazos, carreras y porrazos en la masacre de las Termópilas retransmitida en directo. Que todo esto, lo primero, es una inmensa exageración. Pero con la intención de que vaya al estallido y a más.
Estaba más que escrito y con ello habremos de convivir. Las fraccionadas parroquias de la izquierda están muy escocidas por las urnas. Porque todos estos que vemos ahora procesionar sí que han ido a votar. Vamos que resulta muy notorio que los más señeros de quienes se agarran a la pancarta eran de los que han estado ocho años agarrados a la cartera ministerial. Y hasta los que gritan “que no nos representan” ya lo creo que lo están. Sacaron también sus cartelitos en el Congreso. Pero es que están solo los que son y los que son es lo que dieron sus votos que son bastante menos que sus gritos.
Lo de Valencia es una excusa y como ella se buscarán un centenar. La agitación está en la hoja de ruta. De eso no hay duda. Pero la que tengo es si, más allá de las parroquias, el común de las gentes está por esa labor. Y que no vaya a ser que este tiro de algarada les salga por la culata electoral. Que ya fue casualidad que, amen de Génova 13, una cita ya clásica en Madrid donde se dirigiera el hostigamiento fuera a todas las sedes andaluzas del PP.
José en galicia llevan toda la vida menos cuatro años escasos y tenemos manifestaciones muy amenudo, lo que pasa es que a los politicos no les preocupan.
Los reinos de Taìfas...