“La fábula de la crisis para justificar un ajuste”
El ministro de
Economía, Axel Kicillof, escribió una columna especial para el diario Popular en la que cuestiona la estrategia
política de Cambiemos y reivindica los logros del
gobierno nacional.
Axel Kicillof ministro de Economía, y flamante diputado de la nación por la Ciudad de Buenos Aires, publicó una columna en plena campaña rumbo al balotaje en el diario Popular. Cuestiona la estratégia política y económica de Cambiemos, en comparación a lo realizado por el gobierno nacional.
“La fábula de la crisis para justificar un ajuste”
Como habrás visto, durante esta campaña, Mauricio Macri nunca dice nada de lo que va a hacer en el terreno económico. Tampoco María Eugenia Vidal. Repiten hasta el cansancio su palabrita tan mágica como vacía: “cambiemos”. Pero nunca explican claramente qué es lo que quieren cambiar en la economía. Dicen que quieren cambiar el tono de voz, los colores, el estilo, pero no te dicen qué es lo que va a pasar exactamente con tu vida, con tu
trabajo, con tu salario, con tu
jubilación, con la empresa en la que trabajás.
Para Macri y para Vidal de eso no se habla. En cambio, sus economistas de confianza sí hablan. No quiero que acusen a esta nota de ser una parte de una campaña sucia. Me limito entonces únicamente a repasar lo que Melconián, Sturzenegger y Prat Gay dijeron que van a hacer. Ellos sí que hablaron. Dijeron que van a poner un dólar a 14 o 16 pesos; dijeron que van a subir las tarifas (a sacar los subsidios) de la luz, el gas, del boleto del colectivo y del tren; dijeron que van a bajar el gasto público (es decir las jubilaciones, la AUH, las
universidades y hospitales públicos); dijeron que van a abrir las importaciones; dijeron que van terminar con las paritarias; dijeron que van a salir por el mundo a endeudarse para pagar a los buitres.
No es una opinión mía. Lo dijeron. El otro día, mientras hablaba en la plaza con varios vecinos de mi barrio, una
mujer me hizo una excelente pregunta: “pero si todo anda bastante bien, ¿para qué quieren hacer eso?”. Vamos por partes.
Lo primero que han intentado hacer todos estos años, pero especialmente desde el año pasado, con la ayuda de algunos gurúes económicos y medios opositores, es instalar la idea de que la economía
argentina está en pésimas condiciones. “Hace cuatro años que no crecemos”, “el déficit fiscal es gigantesco”, “el dólar está atrasado”, “las reservas son bajísimas”, “la inflación está creciendo”, “el salario está cayendo”. Todo esto es, lisa y llanamente, mentira. No quiero negar los problemas ni exagerar los aciertos.
Pero la verdad es que lo que ellos dicen que pasa -o desearían que pasara- no está pasando. Hoy muchos países del mundo, sin ir más lejos algunos de nuestros vecinos, entraron en recesión. Argentina no. Argentina está creciendo. No hay recesión. En lo que va del año, la actividad económica creció más de 2%.
Por eso las ventas en supermercados y shoppings, según CAME, crecieron 2,7%. Las ventas de cemento crecieron un 8%, las de
pinturas un 20%, las de tractores 4,8%, las de lavarropas 18%, las de papel y cartón un 3,6%. Y podría seguir.
Esto nadie lo duda ni lo discute. Lo que sí cayeron fueron las exportaciones, pero no por el llamado “atraso cambiario”, sino porque el mundo está en crisis y los precios de los productos que exportamos cayeron cerca de un 40%. Esta caída externa se compensó con el crecimiento del mercado interno. Y no fue magia, sino el efecto los programas y medidas que tomó el gobierno.
Los conocés: PROCREAR con sus casi 200 mil
viviendas, PROGRESAR con sus 954 mil beneficiarios, AHORA 12 con sus casi 20 mil millones de operaciones. Y podría seguir un buen rato. Por eso tampoco es verdad que no se hayan creado puestos de trabajo. Si tomamos sólo los
empleos privados registrados, en el último año crecieron en 180 mil. El
desempleo está en un mínimo histórico, acercándose al 6%.
Además, hasta para el más opositor, la inflación está bajando fuerte. Las consultoras privadas, el año pasado, exageraban una inflación del 35%. Hoy las mediciones más extremistas no superan el 23% o 25%. Es decir, que hasta para los que no acuerdan con nosotros, la inflación bajó cerca de un 10% en un año. Si a esto sumamos que las paritarias, las jubilaciones y la AUH de este año cerraron entre el 27% y el 32%, sin lugar a dudas el poder adquisitivo del salario está creciendo. Y, aunque todos queremos siempre menos inflación, lo importante es que el ingreso evolucione por encima de los precios, como en estos 12 años. Y todo esto se logró sin hacer el ajuste.
¿Para qué entonces quieren sembrar miedo y confusión? Lo que están tratando de hacer es crear a través de una campaña mediática un clima de que todo está mal y de que todo va a explotar. ¿Para qué? Para justificar las medidas que piensan tomar si ganan: ajuste, megadevaluación, tarifazo, apertura de las importaciones, endeudamiento externo. Esas medidas son las que lo digan o no- quiere tomar el PRO. De hecho las vienen pidiendo hace 12 años.
Una devaluación como la que propone Macri, del 40 o 50% significa una gigantesca caída del salario, es decir, que con tu sueldo vas a poder comprar mucho menos de lo que comprabas antes. Como el salario compra menos cosas, cae la demanda y la cosa empeora, porque si no hay ventas empiezan a cerrar empresas nacionales, hay recesión y despidos.
Y no termina ahí, porque si además suben las tarifas de todos los servicios, el salario cae todavía más y la recesión se profundiza. Para colmo, si pretenden abrir la entrada de productos importados -que hoy están más baratos porque, como hay crisis internacional, sobran- un producto importado que entra reemplaza a un producto nacional: más cierres de industrias, más desempleo, más recesión.
Y tampoco termina acá: si además bajan el gasto público, se producen más despidos y, como ya hizo la otra alianza, la de De la Rua, bajarían sueldos y jubilaciones. Menos demanda, más despidos, más recesión, menos salarios.
Todavía hay algo que no cierra y por eso preguntó la vecina: ¿por qué si es tan malo harían todo eso? El tema es que no todos se perjudican. Claramente para los que ganamos un salario es una calamidad, pero para los grandes exportadores, los especuladores, las grandes fortunas en dólares, no. Al revés.
Si bajan los salarios medidos en pesos y en dólares, y la devaluación hace crecer los ingresos por exportaciones, las ganancias de ellos se multiplican. Es como todo en economía: es muy difícil que una medida favorezca a todo el mundo. Con el plan del PRO se favorecen los grupos concentrados. Con el del Frente para la Victoria, las mayorías.