El nuevo Espíritu de Ermua.
@EErmua.
¡NOSOTROS DECIMOS BASTA YA! Por todos y cada uno de los 856 asesinados por ETA. Por las Familias de de las Víctimas de esos 379 asesinatos sin resolver, nosotros decimos ¡Basta ya! Con terroristas no caben negociaciones ni cesiones ni excarcelaciones a cambio de favores como aprobar los presupuestos. Mientras nuestras familias lloran, el Gobierno negocia la Libertad de los asesinos. Basta de homenajes a etarras y de humillaciones a las Víctimas!
Alto y claro, en nuestro nombre ¡BASTA YA!
@EErmua.
¡NOSOTROS DECIMOS BASTA YA! Por todos y cada uno de los 856 asesinados por ETA. Por las Familias de de las Víctimas de esos 379 asesinatos sin resolver, nosotros decimos ¡Basta ya! Con terroristas no caben negociaciones ni cesiones ni excarcelaciones a cambio de favores como aprobar los presupuestos. Mientras nuestras familias lloran, el Gobierno negocia la Libertad de los asesinos. Basta de homenajes a etarras y de humillaciones a las Víctimas!
Alto y claro, en nuestro nombre ¡BASTA YA!
Mientras vosotros, como no sabéis ya por donde atacar al Gobierno porque España va bien, pues os tenéis que dedicar a mentir y a airear a ETA.
MENTIROSOS.
MENTIROSOS.
¡MENTIROSA TÚ y BLANQUEADORA Y UNA PEDAZO DE INDECENTE QUE SIEMPRE ESTÁS DEFENDIENDO A ESTOS HIJOS DE LA GRAN PUTª. ¡ASCO DE GENTUZA!
mentiroso
¡Blanqueadora y chiflada, estás como un puñetera regadera, mejor que vayas y pidas cita al psiquiatra.
Dies irae, dies irae... pobre!
¡Será un día de ira, aquel día
en que el mundo se reduzca a cenizas,
como predijeron David y la Sibila!
¡Cuánto terror habrá en el futuro
cuando el juez haya de venir.
para hacer estrictas cuentas!
La trompeta resonará terrible
por todo el reino de los muertos,
para reunir a todos ante el trono.
La muerte y la Naturaleza se asombrarán,
cuando todo lo creado resucite
para responder ante su juez.
Se abrirá el libro escrito
que todo lo contiene
y por el que el mundo será juzgado.
Entonces, el juez tomará asiento,
todo lo oculto se mostrará
y nada quedará impune.
¿Qué alegaré entonces, pobre de mí?
¿De qué protector invocaré ayuda,
si ni siquiera el justo se sentirá seguro?
Rey de tremenda majestad
tú que salvas solo por tu gracia,
sálvame, fuente de piedad.
Acuérdate, piadoso Jesús
de que soy la causa de tu calvario;
no me pierdas ese día.
Por buscarme, te sentaste agotado;
por redimirme, sufriste en la cruz,
¡que tanto esfuerzo no sea en vano!
Justo juez de los castigos,
concédeme el regalo del perdón
antes del día del juicio.
Sollozo, porque soy culpable;
la culpa sonroja mi rostro;
perdona, oh Dios, a este suplicante.
Tú, que absolviste a Magdalena
y escuchaste la súplica del ladrón,
dame a mí también esperanza.
Mis plegarias no son dignas,
pero tú, que actúas con bondad,
no permitas que arda en el fuego eterno.
Colócame entre tu rebaño
y sepárame de los impíos
situándome a tu derecha.
Confundidos los malditos,
arrojados a las llamas acerbas,
llámame entre los benditos.
Te ruego compungido y de rodillas,
con el corazón contrito, casi en cenizas,
que cuides de mí en el final.
Será de lagrimas aquel día,
en que del polvo resurja
el hombre culpable, para ser juzgado.
Perdónalo, entonces, oh Dios,
Señor de piedad, Jesús,
y concédele el descanso.
Amén.
en que el mundo se reduzca a cenizas,
como predijeron David y la Sibila!
¡Cuánto terror habrá en el futuro
cuando el juez haya de venir.
para hacer estrictas cuentas!
La trompeta resonará terrible
por todo el reino de los muertos,
para reunir a todos ante el trono.
La muerte y la Naturaleza se asombrarán,
cuando todo lo creado resucite
para responder ante su juez.
Se abrirá el libro escrito
que todo lo contiene
y por el que el mundo será juzgado.
Entonces, el juez tomará asiento,
todo lo oculto se mostrará
y nada quedará impune.
¿Qué alegaré entonces, pobre de mí?
¿De qué protector invocaré ayuda,
si ni siquiera el justo se sentirá seguro?
Rey de tremenda majestad
tú que salvas solo por tu gracia,
sálvame, fuente de piedad.
Acuérdate, piadoso Jesús
de que soy la causa de tu calvario;
no me pierdas ese día.
Por buscarme, te sentaste agotado;
por redimirme, sufriste en la cruz,
¡que tanto esfuerzo no sea en vano!
Justo juez de los castigos,
concédeme el regalo del perdón
antes del día del juicio.
Sollozo, porque soy culpable;
la culpa sonroja mi rostro;
perdona, oh Dios, a este suplicante.
Tú, que absolviste a Magdalena
y escuchaste la súplica del ladrón,
dame a mí también esperanza.
Mis plegarias no son dignas,
pero tú, que actúas con bondad,
no permitas que arda en el fuego eterno.
Colócame entre tu rebaño
y sepárame de los impíos
situándome a tu derecha.
Confundidos los malditos,
arrojados a las llamas acerbas,
llámame entre los benditos.
Te ruego compungido y de rodillas,
con el corazón contrito, casi en cenizas,
que cuides de mí en el final.
Será de lagrimas aquel día,
en que del polvo resurja
el hombre culpable, para ser juzgado.
Perdónalo, entonces, oh Dios,
Señor de piedad, Jesús,
y concédele el descanso.
Amén.