Ya se que no hallaste
un regato, remanso, hueco,
Solitario rincón en esta orilla
y que te marchas, allá
donde el eco te devuelva
el
dulce nombre de tu tierra.
Para celebrar la tierra,
y brindar lejos por ella;
beber, besar, sentirla.
Todas sus noches, sus auroras
lejos se divisan en diminuta llama.
Te acercas, te quema, te deslumbra;
te alejas, entibia tus entrañas
de hijo que espera un día
por fin ser abrazado
para siempre por
Burgos.