Tengo poco tiempo hoy y tardaré en volver a este tema pero no me quería ir sin despedir desde, Burgos

Tengo poco tiempo hoy y tardaré en volver a este tema pero no me quería ir sin despedir desde este espacio a Berta Tricio. Un día le dediqué este poema y desde aquí le deseo buena suerte en su nuevo caminar. Ya he leído hoy en la prensa que volverá a su pueblo, Oña, a ejercer en su profesión como doctora, que dejó al incorporarse a la política.
Volví a coincidir casualmente una tercera vez con ella el pasado año, y estaba en su monasterio de Oña ultimando detalles para acoger este año las Edades del Hombre en el Monasterio de San Salvador. Nos saludamos y nos despedimos rápidamente porque cada cual tenía sus propios asuntos.

Pero le deseo suerte y le pido al nuevo subdelegado que sea cercano al pueblo, como ella lo fue y lo sigue siendo, esté donde esté.
SUERTE A LOS DOS

POEMA DEDICADO A BERTA TRICIO

A BURGOS Y A SU BELLA NIÑA
Una ráfaga de viento
me ha traído a tu orilla
por fin a descansar
junto al lecho de tu río.

De naturaleza curiosa e inquieta
quise entrever tus dos orillas.
Estoy recogiendo los silencios,
los rumores envueltos en fragancias
de mil olores mientras sueño.

Mientras sueño, voy de camino, y busco
la esencia que tus márgenes
esconden a la prisa y al bullicio urbano.
Y hoy mi reloj ha detenido su hora,
y mi tiempo no se cansa de descubrir
toda la belleza que a cada paso asoma
en el lento discurrir de tus limpias aguas,
de lirios que la luz convierte en oro limpio
que se entretiene a ratos recitando versos,
que a cada regato repite el agua como un eco.

Las aguas van enmudecidas, sin remero.
A veces, lentas, otras bajan inquietas;
con muchas quejas y hondos murmullos.
A veces, rápidas puliendo el tiempo mío
sacando brillo al oro; y desgranando rocas.
Otras veces vocean con rumores de ansia y de congoja.
Bella, te descubro, en tu soñadora niña
de tus amplias y visibles márgenes,
de mirada profunda, de sentir sincero
encarando la prisa y deteniendo el aire.
Carmen García