Pero no me resisto la tentación de contarles un sucedido sobre patatas y
política, porque luego pienso
hablar de política y patatas, ya que el dichoso tubérculo tiene mucho de demócrata y mesocrático, de mestizaje y tolerancia. Fue allá por los segundos años setenta, 1976 o 1977, con la UCD en el
gobierno. A la sazón era ministro de agricultura Fernando Abril Martorell, ingeniero agrónomo y antiguo presidente de la diputación de
Segovia. Era poco conocido y llegó al gobierno por
amigo de Adolfo Suárez con perfil de técnico un tanto complejo o confuso de exposición. El IPC andaba por encima del 20% y suponía una pesadilla para el gobierno y para la sociedad aunque pocos eran conscientes del mal de la inflación.
Cenábamos en el País con Fernando Abril, al que había invitado José Ortega presidente y fundador del
periódico que era ingeniero agrónomo, aunque no ejercía, y quería festejar al ministro. El ministro andaba melancólico y ensimismado. Queríamos hablar de política pero él se pasó la noche a vueltas con el pollo y la patata que le tenían obsesionado por su impacto en el IPC y estaba decidido a importar pollos y patatas o hacer lo que fuera menester para bajar el precio y doblegar el IPC.