Un
poema sin retocar, tal cual vino a mi de la musa a mi escritura.
TE QUIERO PUEBLO
No ha amanecido aún
hermoso pueblo del Camino
pero debo decirte “Te quiero”.
Has hecho del silencio un canto
acompañando mi tiempo de esperanza
y hoy amo cada rincón vacío y solitario.
Estoy contigo en la tristeza
y en el bullicio de tus alegres gentes.
En el desconsuelo y en la dicha
de tu bella plaza, adornada de patatas.
En el vuelo de eternas mensajeras
y en la altura de sus acrobacias.
Cada mañana te siento renacer
y digo en voz alta que contigo sueño.
En la torre de la iglesia que se alza
en
primavera acompañada de cigüeñas.
He ideado un nido para su residencia,
eterno y fugaz, que solo vive de ilusión,
se alimenta de ecos, caricias y besos.
Y vive en la memoria la ancestral casa
del aire, cielo, paja y rocío de soñadora mañana.
Allí en lo alto, las estancias,
con el techo azul, majestuoso.
Allí el nido, envuelto, entre ramas,
hierbas olorosas y deshecha paja.
Teniendo el inmenso silencio de la noche
y despertando por tañidos de campanas.
Y como eternas viajeras, alimentando bocas
de vuestra numerosa descendencia.
Acompañando a las hora que se esparcen
y todavía se iluminan a la luz de las farolas.
No me digas por qué te amo, pueblo,
pobre, humilde, desvencijado y abatido por el rayo;
pero en la noche siento que se ocultan las sombras,
que renaces de un momento a otro, Ave Fénix,
para recuperar tu gloria antepasada
que hoy te arrebatan unas arruinadas casas
que no acaban de salir de las tinieblas
y cuentan en sus puertas el brillo de pasado noble
y piden el futuro que les niegan.
Ayer fueron de piedra, adobe, barro y teja;
y hoy piden ser cobijo digno, y no escombreras,
ni refugio de ratas callejeras.
Carmen García