En el foro de Tardajos estaba hablando del paralelo. Que la vida, a veces nos brinda ir en paralelo.
Un ejemplo es esta imagen. Yo, abajo, paseando tranquilamente, contemplando y haciendo
fotos al paisaje, ensimismada en mis propios pensamientos, valorando las vivencias. Se diría que en otro mundo distinto del que camina por la autovía rumbo a su destino.
En un momento determinado, nos vemos, el pita y yo hago una
foto.
El camionero, a su
viaje, a vigilar su mercancía, guardar las normas que se le imponen: de tráfico y propias de su profesión. A llevar toda su documentación en regla, las suyas de camionero y las del camión.
Dos mundos que jamás se podrán cruzar pues hay vallas que nos impiden el paso a una, a la autovía; y a otro, al camino. Y desniveles considerables.
Que solo en situaciones anormales se produciría un encuentro. Un accidente del camión que justo en ese momento vuelque y viandante y camionero se crucen en un punto inesperado del destino.
Con un resultado final imprevisible para ambos. Es mas fácil que el camionero perezca pues el viandante puede ver lo que se le va encima y evitar el riesgo, tan solo con pararse. Si lo ve, claro. Pues el camión lleva una velocidad que, aunque quiera, no lo va a poder dominar.
Tantas y tantas posibilidades pueden darse como resultado final.
¡Que una vez pueda haber una posibilidad entre un millón y se dé!