(23 de julio de 2001 publicado en cartas al director DB)
¡VIVA EL VIENTO SI ES DEL PUEBLO!
I
Ya estaba yo deseando que este personaje hiciera su aparición y diera la cara.
¿Con qué permiso has soplado sobre estos parajes dejándolos ralos? Has sido muy cruel borrando todo tipo de vestigios que el
hombre fue construyendo a lo largo del tiempo.
Te hiciste aliado también de la desidia que es una hierba "malísima" que crece por doquier y que todo lo invade. Y así, sopla que te sopla se vinieron abajo monumentos, hospitales, ermitas e iglesias que encontrabas en el camino.
¡Ya era hora que soplases produciendo y no destruyendo por estos páramos castellanos para darles un poco de brío y devolverles la alegría que tuvieron en otras épocas.
Aquí no hay grandes paisajes que proteger, y las aves, no serás tu quien las extinga porque entre furtivos, herbicidas y otras sustancias perniciosas, ya peligra su supervivencia. Están acostumbradas a esquivar peligros y son, según creo, muy flexibles en sus costumbres. ¡Hasta beben en ríos contaminados y como si nada! Después somos nosotros quienes caemos en la celada, nuestra propia trampa.
Se ha acabado con los árboles de los alrededores -árboles centenarios tras la concentración parcelaria. ¡Unos árboles que daba bendición verlos! Dicen que los repoblarán sin decir cuando. Y las aves dicen que eran su hogar.
¡Somos tan desconsiderados con lo que nos rodea!
Tampoco te creas que te llevarás mal con los peregrinos pues son muy sufridos y están acostumbrados a la dureza de estas tierras, amén de mil y una bandada de pillos que al rondar el nuevo milenio nos dejan patidifusos con tantas hazañas como cuentan para sacarles hasta los ojos, si se descuidan.
La verdad es que en estos páramos castellanos soportamos mucho parásito y sangüijuelas que nos chupan la sangre hasta dejarnos secos.