Hoy mi ratón está de lo más solidario. Me tiene anonadada en cómo se ha unido a la presente campaña.
No sé que mosca le habrá picado al pobre, o es que ha visto, que si no quiere trabajar, no le puedo obligar. Y el
trabajo, a golpe de tacto, va saliendo igualmente.
¡Que menuda práctica llevo con él casi permanentemente en
huelga ratonil!.
"Que no quieres hacer nada", le digo, "no lo hagas".
"Pero atente a las consecuencias que puede que acabes en un sitio limpio. Y adiós muy buenas. Que yo tendré dos opciones: perfeccionar mi tacto o comprarme otro menos díscolo. No se te olvide, que la que mando soy yo. "
Se lo ha debido pensar y ahora funciona. ¡Qué paciencia hay que tener, hasta con los ratones en nuestra nueva era tecnológica!
Le voy a dedicar una
canción a mi ratón por haber regresado al tajo.