La señora que estaba en la reunión, solidarizándose conmigo, les hubiera convencido que mi presencia no iba a molestar sus planes, pues lo que allí hablasen, más tarde o más temprano se sabría.
Me hubieran dejado tomar apuntes, y todos tan contentos. Eso sí, igual todo, todo no lo hubieran podido decir con mi presencia.