LAS CUEVAS DE LOS CASARES
Cuando algo se ha gravado dentro de ti, tienes que volver. Y ya entonces había pasado mucho tiempo. Ya, cuando fuimos, después de muchos años, la organización de las visitas a las cuevas era distinta. Pero, la misma persona, Emilio Moreno. Pues él mismo, después de haber pasado muchos arqueólógos con sus correspondientes estudios, también creció en saber.
Ya no eran unas cuevas, simplemente, con unas determinadas inscripciones y grabados que creía muy importantes por lo que sentía al verlos. Era algo de mucho valor según los estudiosos habían comprobado y le habían enseñado a lo largo de su vida.
Cuando nosotros las vimos por primera vez, ya se habían realizado los primeros estudios durante los años 66 y 72, con su correspondiente publicación. Pero unas cuevas no se pueden explicar a un grupo tan amplio, que además lo único que quería era una visita física, y por mera
curiosidad, sin ganas de profundizar en el significado. Y él lo sabía.
Mi segunda visita ya fue muy diferente. Mi
familia y yo tenía ganas de saber acerca de su significado arqueológico, que nos explicó tan bien, que quedamos con ganas de volver otra vez.
Él mismo hacía sus fotocopias para programar las visitas a gente que le gustaba y apreciaba el arte rupestre. Él, por indicación de los investigadores, propuso la reducción de visitantes y su horario formalizado.
Ya esta segunda vez recaí en la persona de Emilio, como un modelo de persona comprometida con la cultura de mi tierra. Entregado a su promoción, contagiando su estima por las cuevas, y enseñando todo lo aprendido a los visitantes que estábamos interesados en aprender un poco mas cada día.