Aquí donde le veis podría estar mejor si no le hubiera dado un infarto cerebral porque corría, Burgos

Aquí donde le veis podría estar mejor si no le hubiera dado un infarto cerebral porque corría como un gamo. Pero era goloso, y comía lo que le venía en gana hasta que la glucosa se le disparó, y le dejó bien fastidiado. Pero tuvo suerte, aún así, y ¡qué memoria!

Ayer me decía.
"Qué mala memoria tienes que no te acordaste antes de ponerme el parche".

-No tengo costumbre, papá, pero me he acordado a tiempo, antes que te hayas dormido. Que me hubiera dado igual, pues te habría despertado pero el parche te lo hubiera puesto.

Y él se acuerda de sus pinos, de lo bien remasaba, de cómo se subía en una escalera cuando había que hacer los cortes altos.

Se acuerda de por qué nos tuvimos que ir de Ablanque, de cómo hicieron una votación para que pudiéramos quedarnos a ayudar a los abuelos de derechas de Ablanque en el cuartel del abuelo. Y nos fuimos a otros pueblos, pasando mil calamidades.

Mi madre, embarazada de mi punúltimo hermano, que se cayó y la tuvieron que escayolar, a mi hermana pequeña, atarla, para que no cayera al estanque, que era muy peligroso... Y yo, veía sombras en la noche debido al candil que teníamos pues en la casita del bosque no había luz eléctrica. En pleno bosque, yo cuidaba de mis hermanos... con 3 o 4 años. No tenía miedo porque estábamos todos juntos y el estanque estaba fuera. Yo sabía que era peligroso, y que había un pato, que era de plástico, pero me gustaba verlo de lejos.

-Aquellos años, hija, recogí más resina que nunca, en dos remasas, 60 barriles. Y no tuve otra opción. Había tantos pinares, y tantos pueblos... El segundo, fue Luzón. Gente maravillosa. A tu hermano Juanju, le apadrinaron los secretarios de Luzón. Y después, a Ciruelos del Pinar. Naturaleza y buena gente, también. Ahí ya que no necesita mi padre decirme nada más.

Y mi otro abuelo... era de izquierdas, pero tardamos muchos años, en saber de su destino. No se podía, solo de puertas adentro, y en silencio... que era un ángel, no porque me lo dijeran, sino porque eso estaba escrito en su cara.