¿PERO, Y MAÑANA?
Mañana no lo sé pero hoy hay tormenta en
Burgos. Una tormenta anunciada.
Es que una había pasado tanto tiempo fuera, que veía amenaza, en un pueblo que del bullicio pasaba al silencio. Sin gente, sin nadie que lo defendiera de los muchos peligros que podían sucederle en la soledad del
invierno pues la mayoría nos teníamos que ir a la ciudad. Pero yo le defendería desde la distancia con todas las fuerzas de mi corazón. ¡Qué ilusa!
Y le van pasando muchas cosas a éste y a otros pueblos míos. Porque conocí muchos a lo largo de mi infancia, y se portaron conmigo francamente bien, dándome todo lo que necesitaba y en el momento adecuado en los pueblos del Cid Campeador: Luzón, Ciruelos del Pinar y Maranchón.
Se sufre mucho ante los miedos inventados, pero se sufre todavía mas si éstos son reales, si ya pasaron factura a muchos pueblos, y de nuevo, se los vuelve a amenazar, esta vez... de muerte, a fuentes, arroyos, manantiales, aire, vegetación, y todo, en busca de gas que dicen que se aloja en las pizarras, a gran profundidad, y destrozando todo lo que encuentren a su paso. La misma pizarra hecha trizas... Espeluznante futuro.
Para que el o la que nunca tuvo contacto con estos pueblos, les pueden parecer insignificantes, carentes de valor, y por eso, sin duda, los tratan así, con tanto desapego. Pero los que hemos disfrutado tanto, no podemos consentir eso.
¡Vaya, ya está lloviendo!