SORPRESAS DE LA NATURALEZA, INCLUSO EN ENERO
Te puedes llegar a creer que una tierra es pobre, y sin embargo, te aporta mucho de lo que hoy falta en la sociedad, y de lo que está necesitada: serenidad.
Me suelo refugiar en el campo para ver cómo la tierra es capaz de sobrevivir en los
inviernos, refugiándose, no desaparece, sino que permanece en calma, esperando.
¡Y las endrinas de enero! Me dijo mi marido que cazando el pasado domingo las vio. Y me fui a verlas con mis propios ojos. Increíble, cuando en ningún sitio han resistido, lo han hecho al abrigo del Castro, en la ladera, y al lado del canal viejo. Un buen pacharán saldrá de este magnífico paseo. Por eso me fui ayer sin escribir, porque la tarde todavía me esperaba y aun más larga, el tiempo vuela sin que nos demos cuenta. Nada de lo que vi ese día, volví a ver ayer, porque además no fui en busca de los endrinos, pero ahí siguen sus frutos. Lo que pasa es que yo no quiero ya más. Tengo las suficientes endrinas para el licor que pondré en ellas, la canela y los granos de café. ¡Y de enero!
Ayer si vi todavía en esta época escaramujos rojos, que también resisten las heladas, y los campos de cereal ya sembrados y empezando a nacer. Me pregunto qué enfermedad tendrán este año y con qué los tendrán que tratar. Lo que si creo es que los laboratorios, quizás ya tengan el antídoto que vayan a necesitar. Porque son muy inteligentes, que para eso estudian, para incluso crear la peste, que luego vayan a combatir. Así ocurrió el año pasado, que por poco se les secan los trigos.
Luego también reflexioné sobre los altercados en
Burgos, y sus consecuencias. ¿Todavía hay gente que piensa que por la fuerza bruta se consigue algo? Los de un lado y los de otro, actúan de la misma manera, aunque no quieran reconocerlo. Se hace una obra por la fuerza, en medio de una mayoría que dice que no, que no es el tiempo apropiado, que al pueblo y los vecinos no les va a aportar nada; que la ganancia se la van a llevar los de siempre. Y nada, la obra sigue su curso sin oír a nadie nada más que a los empresarios de la construcción que necesitan hacer obras. Eso también pasa aquí, con el tema de la nueva báscula. Yo sí he opinado, pero nadie más lo ha hecho. Y sabiendo que estoy en minoría, y aunque no lo estuviera, no iría a impedir la construcción si las palabras no son lo suficientemente eficaces. Y tampoco incitaría a que niños y jóvenes hicieran el "
trabajo" que yo no estaría dispuesta a hacer.
Por eso es que no veo más que culpables de uno y otro lado. Y si lo piensas un poco, se trata de construir, no de destruir, y cuando de verdad ves que quieren atacar los cimientos de una tierra, no hay tantos seguidores, ni de un partido, ni de otro. El campo está tremendamente solo.
Veo que las ciudades, en tiempos de crisis, no son la solución perfecta. Los contenedores de basura son lo que más a mano tiene la gente, bien para buscar lo que no tienen, la comida u otras cosas; o bien para ensañarse con ellos y quemarlos. ¡Cómo falla la justicia!, que además la ciudad arrebata a todos los pueblos, donde con gentes de bien, sin que haya más administraciones judiciales, se podría hacer mejor justicia que la que realmente es considerada y tenida en cuenta de forma oficial. Porque hay un desconocimiento del mundo rural y de sus capacidades, y de cómo la naturaleza hace reflexionar, pensar y buscar mejores soluciones que las que se pueden plantear en las ciudades, y más en tiempos de crisis.
Si el remedio para un fin es peor que la enfermedad, ¿a qué viene tratar de aplicarlo si o si, y desde todos los flancos a combatir? A palo limpio es como se buscan las soluciones en el siglo XXI y en Burgos, la Capital de la Cultura, que pretendía ser.
Después de
hablar, dialogar, de imponer, la bulla toma el relevo. Y contrarrestan lo que creen injusto con violencia, y ya van dos días de revueltas. De detenciones de jóvenes y de niños. Lo que si me pregunto es si realmente los que han hecho tantas averías sabían realmente lo que se pretendía. Y también, si no sería que los han utilizado como cabezas de turcos, y que los verdaderos responsables están bajo techo. Y ellos a pagar, por "héroes de barrio". ¿Querría alguien que sus propios hijos pagasen por algo que ni es justo, ni es honrado, ni es de justicia? Menos mal que a los míos los tengo en un lugar seguro, y al resguardo de tantas inclemencias. No es de recibo lo que está pasando en Burgos, que hay mas culpables que los que van a pagar con cárcel en sus años jóvenes. Lo que si que he comprobado es que la palabra, siendo tan necesaria, no es tenida en cuanta para nada. Y así nos va.