Si en su día dije que era importante el diálogo, ahora no me puedo callar ante tantas atrocidades. Es que hace mucho tiempo que despejé la palabra miedo de mi camino. Lo que sucede en la vida no sucede en vano. Se adquieren experiencias de los fallos, de los errores y se crece con los problemas si queremos solucionarnos como debe ser y no como si no fuéramos personas.
A los que no culpo es a los que han tirado la piedra, porque si ha habido quien ha escondido la mano y ha propiciado esas nefastas iniciativas como si la crisis fuera motivo de actuar de esa forma tan incivilizada. Todas las reivindicaciones que ahora surgen, y tan necesarias, ¿por qué no surgieron antes? Solo se me ocurre una palabra: oportunismo. Veamos cómo reaccionaron ante este hecho los partidos
políticos que el día fue fueron unánimes al calificar a Tardajos, éstos días han expresado ideas dispares.
Yo siempre dije que la pugna era muy desigual, el imperio de una ciudad en contra de un pueblo, que estaba indefenso, y todos ya sabemos por qué. Al resto, le dio lo mismo.