LOS TITOS DEL SEÑOR LACALLE
No los debió
comer. Yo creí que era por el miedo de la amenaza, pero después de
leer lo que escribió el País, mas bien creo que el asunto transcendió a las altas esferas burgalesas. Y ahí, Juan Vicente Herrera, si pudo reunirse con los ediles burgales, con el señor Rico y toda la comparsa capitalina.
Lacalle no estaba para titos y si para que le aconsejaran. Y el consejo dio sus frutos.