Fue un día, que mis imágenes dirán de sí mismas, y donde, a parte de los buenos productos se podía saborear cada plaza, rincón, esquina, muralla y Gran Colegiata. Y lo que queda por hacer en las traseras de la gran iglesia, que de momento da cobijo al deporte. Un frontón entre piedras del pasado por seguir los pasos del ayer.
El queso, y el chorizo de Sasamón, insuperable. Me quedó el Museo para otro día, y el paseo hasta el puente romano. Así la visita requiere otra. En nuestras Semanas Culturales del "Petra Lafont", estos artesanos del queso y del embutido eran generosos colaboradores desde la primera semana hasta la última. Y llega un día en que se devuelve lo que se recibe.
Podría extenderme más pero no es necesario pues hartas
fotos hay que ver.