EL VIAJE DE LOS GIGANTILLOS DE BURGOS Y OTROS PERSONAJES
(15 de septiembre de 2000)
Ya llegó el día que tanto esperaban. Por fin viajar, ver otros sitios nuevos, cambiar de aires; y no importaba si iban a hacerlo apretujados en la maleta porque una vez llegasen a su destino sabían que disfrutarían. Eso pensaban estas dos figurillas de Burgos que cierto día partieron hacia Galicia.
Iban a pasar unos días inolvidables en compañía de sus dueños. Quizás se quedarían allí para siempre. Al menos, esa fue la primera impresión al iniciar el viaje.
(15 de septiembre de 2000)
Ya llegó el día que tanto esperaban. Por fin viajar, ver otros sitios nuevos, cambiar de aires; y no importaba si iban a hacerlo apretujados en la maleta porque una vez llegasen a su destino sabían que disfrutarían. Eso pensaban estas dos figurillas de Burgos que cierto día partieron hacia Galicia.
Iban a pasar unos días inolvidables en compañía de sus dueños. Quizás se quedarían allí para siempre. Al menos, esa fue la primera impresión al iniciar el viaje.
Se habían repartido miles de copias de estos singulares personajes que el Diario de Burgos repartía gratuitamente a sus fieles lectores. Todavía tuvo el periódico que ampliar el número de ejemplares pues la demanda fue enorme. No daban abasto en el reparto de diarios y figuras estampadas en dos baldosas a las que se les podía poner marco.
Gracias a eso se les pudo empaquetar convenientemente, y realmente iban cómodos en su embalaje dentro de la maleta. Pegados uno a otro, pero al fin de cuentas, un viaje inolvidable. Como si se hubiera tratado de un viaje de novios por tanta cercanía y por la ilusión del momento.
Gracias a eso se les pudo empaquetar convenientemente, y realmente iban cómodos en su embalaje dentro de la maleta. Pegados uno a otro, pero al fin de cuentas, un viaje inolvidable. Como si se hubiera tratado de un viaje de novios por tanta cercanía y por la ilusión del momento.