Se sentían raros aunque en realidad eran los mismos...

Se sentían raros aunque en realidad eran los mismos de siempre, y eso que su volumen había quedado un tanto reducido a dos impresiones pictóricas en dos baldosas gemelas con sus retratos.

Lo que mas le gustaba de toda aquella aventura a la Gigantilla era que por fin vería cumplidos sus sueños de ver el mar, el inmenso mar abierto o la ría ferrolana recogida y recoleta.
Oír la bravura de las olas despeñándose contra las rocas y dorarse en los enormes arenales.
Pero sobre todo, lo mas acuciante para ella era alejarse de las miradas y de las murmuraciones que tanto le atacaban los nervios en Burgos en los últimos tiempos. Aunque no supiera con quien se las tendría que ver una vez llegase al nuevo destino.
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A pesar de la contundencia de sus formas y el poder de su autoridad, que era ignorada por los personajillos que viajaban en el mismo vehículo;, todavía despertaban más hilaridad a los oídos de los muñecos del muchacho, que los propios cangrejos; a los que dejaron tranquilos dándoles un respiro, para oír el monólogo del Gigantillo, y así enterarse de todo lo que decía el ilustre alcalde de Burgos, Don Gigantillo a su esposa, la Gigantilla.

Asterix, Obelix e Idefix, en otra de sus escapadas a Burgos ... (ver texto completo)