Una vez dentro vi la farola y otras farolas mas en el mismo estado o en pero estado.
Lástima de no haber sido más sigilosa, pues hubiera tomado una vista preciosa de aves asustadas por mi presencia que levantaron el vuelo y pude verlas volar. ¡Estaban plácidamente posadas en las aguas de la balsa! Pero ante mi presencia no quedó ni una, ni volvieron hasta que no me fui del recinto.