A LA VIRGEN DEL BUEN LABRADO
Virgencita de la ermita
hoy te quiero saludar
con el alma y mis poemas
que te quiero regalar.
Quiero que seas mi guía
que me lleve al caminar,
por el camino recto,
guíes mi voluntad.
Hoy, te debo el corazón,
la vida, el entendimiento
y a ti me vengo a postrar.
A entregarte mis ofrendas
que sin tí no puedo dar.
¡Tú me has dado tantas cosas!
La fuerza, la vida; y la soledad
contigo es un canto al más allá,
a sentir la mente en paz con el mundo,
con nosotros: las miserias se van.
Cuando contemplo tu rostro
no puedo reprimir el beso
que tantos te han de dar.
Virgencita de la ermita
hoy te quiero saludar
con el alma y mis poemas
que te quiero regalar.
Quiero que seas mi guía
que me lleve al caminar,
por el camino recto,
guíes mi voluntad.
Hoy, te debo el corazón,
la vida, el entendimiento
y a ti me vengo a postrar.
A entregarte mis ofrendas
que sin tí no puedo dar.
¡Tú me has dado tantas cosas!
La fuerza, la vida; y la soledad
contigo es un canto al más allá,
a sentir la mente en paz con el mundo,
con nosotros: las miserias se van.
Cuando contemplo tu rostro
no puedo reprimir el beso
que tantos te han de dar.
Ablanque, agosto de 1991
A LA VIRGEN DEL BUEN LABRADO de ABLANQUE (GUADALALARA)
II
Virgencita del campo:
de los sembrados y el pinar,
arrópame con tu manto de libertad;
ese manto verdeoscuro
con flores de trigo y pan,
flores de espliego y tomillo
que tus perfumes te dan,
y tapizan tu casa al respirar.
Te llevo en el corazón, desde niña
y cuando el miedo y el sufrir me asola
te invoco, y Tu siempre
con las manos abiertas
me consuelas, me das paz y me bendices.
Vengo a decirte adiós,
a tus campos serenos
y prisionera me siento
sin libertad de elegir
la tierra donde quisiera vivir.
Donde quiera que voy
no hallo paz, sino tu recuerdo
y tu imagen me consuela.
Gracias te doy:
una paloma quisiera enviarte
desde la tierra llana y sin arrugas
despejada de olores y montes,
que te besara en la frente
y trajera de tus labios el mensaje:
"Ven siempre que puedas".
Carmen García
A LA VIRGEN DEL BUEN LABRADO de ABLANQUE (GUADALALARA)
II
Virgencita del campo:
de los sembrados y el pinar,
arrópame con tu manto de libertad;
ese manto verdeoscuro
con flores de trigo y pan,
flores de espliego y tomillo
que tus perfumes te dan,
y tapizan tu casa al respirar.
Te llevo en el corazón, desde niña
y cuando el miedo y el sufrir me asola
te invoco, y Tu siempre
con las manos abiertas
me consuelas, me das paz y me bendices.
Vengo a decirte adiós,
a tus campos serenos
y prisionera me siento
sin libertad de elegir
la tierra donde quisiera vivir.
Donde quiera que voy
no hallo paz, sino tu recuerdo
y tu imagen me consuela.
Gracias te doy:
una paloma quisiera enviarte
desde la tierra llana y sin arrugas
despejada de olores y montes,
que te besara en la frente
y trajera de tus labios el mensaje:
"Ven siempre que puedas".
Carmen García