Esto del tacto es automático y el post se dispara casi sin querer, que me faltaba la foto que un día pude hacer.
Gracias a esta rocambolesca historia de tunantes, todavía el pueblo conserva las propiedades. Y ahora esta finca tan golosa, la podrán incluir en el inventario municipal de bienes que se va a elaborar.
Si se hubiera hecho la primera opción, nos la habrían robado. Lo hubieran hecho fatal, y encima, hubiera tenido el pueblo que responder de las viviendas. Pues había una empresa que estaba al tanto de la tierra.
Que hizo pisos en terrenos del pueblo, se quedó con los pisos, que cobró, y luego se quedó con los bajos del ayuntamiento.
Esa empresa hizo más obras en el pueblo, y el resultaron chapuzas y gastos adicionales, al cabo de los años.
Un día de buenas a primeras, después de mucho tiempo, resulta que el centro médico estaba embargado pues todos los malos negocios de este señor fracasaron y embargaron las propiedades a su nombre. No las que eran suyas y a nombre de otros- que se salvaron.
Gracias a que todavía vivía el interesado y se pudo poner todo en claro, pero el pueblo pagó de nuevo.
Al poco tiempo este señor murió, y de nada le sirvió haber llevado una vida como esa engañando a los ayuntamientos y a los compradores de sus viviendas. Construyó en muchos pueblos y la averías se las tuvieron que pagar los propietarios de los chalets por la mala calidad de los materiales y la pésima forma de construir que tuvo tal señor.
Si se hubiera hecho la primera opción, nos la habrían robado. Lo hubieran hecho fatal, y encima, hubiera tenido el pueblo que responder de las viviendas. Pues había una empresa que estaba al tanto de la tierra.
Que hizo pisos en terrenos del pueblo, se quedó con los pisos, que cobró, y luego se quedó con los bajos del ayuntamiento.
Esa empresa hizo más obras en el pueblo, y el resultaron chapuzas y gastos adicionales, al cabo de los años.
Un día de buenas a primeras, después de mucho tiempo, resulta que el centro médico estaba embargado pues todos los malos negocios de este señor fracasaron y embargaron las propiedades a su nombre. No las que eran suyas y a nombre de otros- que se salvaron.
Gracias a que todavía vivía el interesado y se pudo poner todo en claro, pero el pueblo pagó de nuevo.
Al poco tiempo este señor murió, y de nada le sirvió haber llevado una vida como esa engañando a los ayuntamientos y a los compradores de sus viviendas. Construyó en muchos pueblos y la averías se las tuvieron que pagar los propietarios de los chalets por la mala calidad de los materiales y la pésima forma de construir que tuvo tal señor.