Como decía, tuvo que intervenir el personal de protección civil, ya que un niño, vestido de cofrade con su saya larga y su cucurucho en la cabeza se desmayó. Estuvo un buen rato en el suelo y casi se lo llevan en una camilla pero el muchacho, poco poco se restableció, abrió sus ojos y se lo llevaron a su casa a descansar. O al hospital a hacerle un reconocimiento. No me pareció ético hacerle la foto pero si estuve al tanto hasta ver que se recuperaba. El alcalde también acudió - que no sabía quien era todavía - pero que estaba por allí disponiendo hasta por donde podría venir la ambulancia.
Si hubiera sido un día de calor, lo hubiera visto normal que se desmayase; pero quizás fuesen los nervios o una bajada de tensión... no se puede saber qué le pasó al muchacho, aunque sus padres si se llevaron un mal rato.
Si hubiera sido un día de calor, lo hubiera visto normal que se desmayase; pero quizás fuesen los nervios o una bajada de tensión... no se puede saber qué le pasó al muchacho, aunque sus padres si se llevaron un mal rato.
Un detalle que no se me pasó por alto fue el apego que tienen los gallegos al paraguas. Primero, pensé que el paraguas era de los chic@s de protección civil, y más tarde pude comprobar que el paraguas, de alegres colores, era del papá del niño. Estuvo un rato largo ahí, pero en cuanto se dio cuenta, el padre lo cogió - como se puede ver. Bien amarradito pues la procesión o la lluvia podría hacer acto de presencia en cualquier momento. Una se fija y acapara un montón de detalles. Ya se verán más de otro tipo. Lo llamaría, curiosidades. A nadie se le iba a ocurrir coger un paraguas y menos en una situación tan delicada... Ahora, podéis pensar lo que sea, que para eso sois libres.