La CUEVA DE LOS CASARES EN LA RIBA DE SAELICES
La tercera vez fue muy emocionante de nuevo. Mis niños, mi marido y yo lo pasamos fenomenal, y encima tuvimos la ocasión de comprar un libro acerca de la arqueología de mi provincia. Esta vez el libro era de Jesús Valiente Malla y aborda una guía de toda la arqueología de la provincia de Guadalajara. El libro está editado por aache- Tierra de Guadalajara en 1997.
La Cueva de los Casares es un enclave más de los mas de 50 que hay en Guadalajara.
La tercera vez fue muy emocionante de nuevo. Mis niños, mi marido y yo lo pasamos fenomenal, y encima tuvimos la ocasión de comprar un libro acerca de la arqueología de mi provincia. Esta vez el libro era de Jesús Valiente Malla y aborda una guía de toda la arqueología de la provincia de Guadalajara. El libro está editado por aache- Tierra de Guadalajara en 1997.
La Cueva de los Casares es un enclave más de los mas de 50 que hay en Guadalajara.
(Yo también soy muy pija con esto de las palabras. Y si veo una mal tildada, no paro hasta corregirla.)
¿Había otro diseño mejor para la portada?
Si lo hubiera habido, el diseñador del libro, en colaboración con el autor que lo escribió, que habla de tantas cuevas y yacimientos, lo hubieran buscado.
Pero el caballo, era el mejor diseño de portada. Y éste se encuentra en la Cueva de los Casares de la Riba de Saelices (Guadalajara), tal cual fue creado por su ancestral artista.
Para su época, fue un genio. Menuda sorpresa que se llevaría si hubiera sabido que esos trazos, iban a ser estudiados por generaciones posteriores. Pero lo hizo para sobrevivir, como tantos otros artistas actuales y sin importarle la repercusión, ni el dinero porque todavía no se había inventado. Y el arte, si porque es necesario para vivir.
¿Había otro diseño mejor para la portada?
Si lo hubiera habido, el diseñador del libro, en colaboración con el autor que lo escribió, que habla de tantas cuevas y yacimientos, lo hubieran buscado.
Pero el caballo, era el mejor diseño de portada. Y éste se encuentra en la Cueva de los Casares de la Riba de Saelices (Guadalajara), tal cual fue creado por su ancestral artista.
Para su época, fue un genio. Menuda sorpresa que se llevaría si hubiera sabido que esos trazos, iban a ser estudiados por generaciones posteriores. Pero lo hizo para sobrevivir, como tantos otros artistas actuales y sin importarle la repercusión, ni el dinero porque todavía no se había inventado. Y el arte, si porque es necesario para vivir.