MI COMPROMISO POÉTICO
¡Qué bonita historia!
Resulta que había una vez una joven que se entusiasmó con su pueblo, por todo lo bueno que había recibido de él. Pudo regresar y cumplir los 14 años en su pueblo de origen, Ablanque. Bailar, gozar de la fiesta, de las excursiones con otros paisanos y paisanas suyas... Del río, de las fuentes, de los chopos, de los pinos y sabinas. De amaneceres, de puestas de sol, de baños y todo lo que es capaz de brindarte la naturaleza.
Le concedieron el gran de honor de ser la protagonista de una obra de teatro con tan solo dos personajes: un cura y una esposa, que le pedía al cura que le escribiera una carta a su esposo; ya que ella no sabía ni leer ni escribir. ¡Genial todo lo que pude disfrutar, en aquellos maravillosos años, de mi tierra, de mis amigos, recién conquistados... E incluso, de la pesca del cangrejo autóctono solo de vista pero suficiente.
Reconquistar el agua día a día en fuentes, manantiales, arroyos, lavaderos, balsas, río... Y cumplí años rodeados de muchos amigos y amigas, por fin en mi pueblo.
Todo lo plasmé en un poema y lo compartí con una amiga francesa que me lo tradujo al francés.
Pasó el tiempo y perdí el poema, pero tenía la traducción y muchos recuerdos que quedaban en mi mente. Lo traduje de nuevo, y a partir de ahí vi que volvía a necesitar escribir.
¡Qué bonita historia!
Resulta que había una vez una joven que se entusiasmó con su pueblo, por todo lo bueno que había recibido de él. Pudo regresar y cumplir los 14 años en su pueblo de origen, Ablanque. Bailar, gozar de la fiesta, de las excursiones con otros paisanos y paisanas suyas... Del río, de las fuentes, de los chopos, de los pinos y sabinas. De amaneceres, de puestas de sol, de baños y todo lo que es capaz de brindarte la naturaleza.
Le concedieron el gran de honor de ser la protagonista de una obra de teatro con tan solo dos personajes: un cura y una esposa, que le pedía al cura que le escribiera una carta a su esposo; ya que ella no sabía ni leer ni escribir. ¡Genial todo lo que pude disfrutar, en aquellos maravillosos años, de mi tierra, de mis amigos, recién conquistados... E incluso, de la pesca del cangrejo autóctono solo de vista pero suficiente.
Reconquistar el agua día a día en fuentes, manantiales, arroyos, lavaderos, balsas, río... Y cumplí años rodeados de muchos amigos y amigas, por fin en mi pueblo.
Todo lo plasmé en un poema y lo compartí con una amiga francesa que me lo tradujo al francés.
Pasó el tiempo y perdí el poema, pero tenía la traducción y muchos recuerdos que quedaban en mi mente. Lo traduje de nuevo, y a partir de ahí vi que volvía a necesitar escribir.