Mi madre, iba a lavar al río, y yo la ayudaba, o por lo menos, le hacía compañía, llevando a mi hermana, que era muy traviesa. Una vez en el río, a mi mi madre me daba un pañuelo, o algo, para lavar, o por lo menos para que me entretuviera, mientras ella hacía su labor.
Se ve que a mi hermana, ese día no le dio nada, y ella, decidió lavar por si misma. ¿Y qué? pues su misma ropa. Nosotras estaríamos entretenidas, y ella también. Cuando mi madre la descubrió, ¡estaba desnuda y tan campante con su ropita ya lavada! Así que ese día nos fuimos pronto a casa. A mi hermana, la envolvió en una sábana de las que ya estaban secas y lo dejamos todo allí, pues lo más urgente era ir a casa y ponerle un nuevo vestido a mi hermana.
Y vuelta al río, a terminar la colada. Desde ese día, a mi hermana ya nunca le faltó algo que lavar, pues si no, hubiera hecho lo mismo... ¡Qué historias a cerca de los ríos y los lavaderos que tengo!
Se ve que a mi hermana, ese día no le dio nada, y ella, decidió lavar por si misma. ¿Y qué? pues su misma ropa. Nosotras estaríamos entretenidas, y ella también. Cuando mi madre la descubrió, ¡estaba desnuda y tan campante con su ropita ya lavada! Así que ese día nos fuimos pronto a casa. A mi hermana, la envolvió en una sábana de las que ya estaban secas y lo dejamos todo allí, pues lo más urgente era ir a casa y ponerle un nuevo vestido a mi hermana.
Y vuelta al río, a terminar la colada. Desde ese día, a mi hermana ya nunca le faltó algo que lavar, pues si no, hubiera hecho lo mismo... ¡Qué historias a cerca de los ríos y los lavaderos que tengo!
CARMEN GARCÍA GARCÍA. En mi provincia y pueblo de León, también se hacia lo mismo que en tu pueblo. Solían lavar la ropa todos los lunes. Las mujeres, madres e hijas llevaban los cubos llenos de ropa y la tabla para lavar la ropa. Allí mismo - había un campo público-, tendían la ropa al verde para que se secara bien la ropa. Es que no había otra forma de hacerlo.
Un saludo.
Un saludo.