PRIMERO:
No sabían cuántos pozos se harán en la fase de explotación, que es precisamente la que más nos preocupa a todos.
SEGUNDO:
No sabían qué productos químicos se utilizarán. En la presentación, María Jesús Gallego nos aseguró que sólo se utilizaban tres y ninguno era tóxico. Posteriormente, Pablo Miranda afirmó sin sonrojo alguno que no se sabía todavía qué productos se utilizarán. Al ser confrontado con lo que se nos había dicho hacía algunos minutos, su respuesta fue que “esto es en Polonia”.
TERCERO:
No saben dónde se depurarán las aguas residuales.
CUARTO:
No saben que ocurrirá con los tubos por los que se extraerá el gas, cuando hayan transcurrido más de cuarenta años. El cachorrillo nos explicó que las cimentaciones de las casas también fallan y las casas se pueden caer… (sic). Nos queda claro que dentro de 100 o 200 años, nuestros descendientes tendrán que convivir con numerosos pozos que comunicarán el averno y sus gases con los acuíferos y con la superficie de la tierra. Eso sí, nos quedó bien claro que el tubito es muy pequeñito, como si esto tuviera alguna importancia (no entendimos bien por qué tenían tanto interés en este aspecto). Bonita herencia la que les vamos a dejar: a los volcanes que la Tierra ya pone para nsotros vamos a añadir montones de pequeñísimos volcancitos.
QUINTO:
Nos habían prometido muchos puestos de trabajo, pero cuando alguien preguntó de qué tipo serían estos puestos de trabajo, la respuesta fue que requerirían de una formación muy específica que aquí todavía no existe. La conclusión que sacamos todos es que tendrán que traer personal de fuera. A nosotros nos tocará hacer de porteros, vigilantes o peones, además sólo para 4 o 5 años, que es la vida útil de los pozos.
Cuando marchamos de Villasante, a la luz de la luna llena y bajo la primera nevada de la temporada, nos quedó una sensación de desasosiego…
"Ahora no sabemos qué es lo que nos da más miedo, si el Fracking o BNK".
... (ver texto completo)