"Pero no quiero mundo ni sueño, voz divina,
quiero mi libertad, mi amor humano
en el rincón más oscuro de la brisa que nadie quiera.
¡Mi amor humano!"
Después de 85 años pervive la
poesía, la voz valiente y ese amor suyo que nos abraza en la distancia.
¡Siempre Federico!