Yo hablo y escribo el catalán correctamente. ¿Y qué? Tengo bastantes amigos en la tierra de las masías. ¿Y qué? Tengo muchos parientes catalanes en la ciudad condal y años de enseñanza pagados por el Estado español a los hijos de la Generalitat. ¿Y qué? Y, cómo no, dos de mis hijos nacieron, viviendo en la calle Violante de Hungría, paralela a la Avenida de Madrid y cercana al campo de las Corts. Así que, catalanes ¿verdad? En mi niñez viví, varios años también, con mi tío José Llagostera, un catalán auténtico, no los de hoy, que, en su mayoría desconocen su verdadera identidad. Son como borregos que van donde los llevan. Aprendí a hablar el dialecto, mezcla de castellano y francés (eso para el que sabe las raíces verdaderas), en un tiempo en que no había tantos emigrantes de otras regiones españolas, que son los culpables de la mesticidad que ahora impera y que se ve, sobre todo, en los campos de fútbol, donde unos tiran para El Español y otros para el Barcelona C. F., apresurándose a sacar sus carnets de socios para intentar ser, disimulando, lo que en realidad no son. Y esos son los que aúpan al Barsa y odian al Real Madrid, sólo para ganar puntos ante la genuina sociedad catalana que, patriotas ellos de su pequeña "nación", desprecian a los traidores en el fondo de sus Almas. Los oriundos de otras regiones españolas van a Cataluña e, inmediatamente, quieren hacerse pasar por catalanes y así, reciben el nombre de "charnegos" (mestizos españoles). Un catalán, jamás vendría a una de nuestras provincias haciéndose pasar por lo que nosotros somos. Ni hablar. Ellos tienen enraizado en sus corazones el orgullo de ser distintos y superiores. Por eso, son "muy suyos". Eso, donde se veía claro era en la "mili" de antaño, donde hacían círculos en los que, de ninguna manera, se podía entrar. El que conoce verdaderamente al catalán (no hay que tener en cuenta al que dice que ha estado treinta años con ellos y no ha llegado a conocerlos), sabe de lo inaccesible que es, de su recelo. Tiene que probarte muchas veces para comprobar de qué pie cojeas. En cuanto consigues su aprobación te va abriendo todas las puertas, antes no. Y entonces te encuentras con el mejor amigo que puedas soñar.
Así que vamos a dejarnos de gaitas y de irnos por los cerros de Úbeda. Demos un voto de confianza a lo dicho por Manuel Lara Lemus, quizás con un poco de exageración, pero con buena intención. Que ¡enseguida saltáis a la yugular!
Desde los áridos desiertos de Tabernas, donde se firmaron gran cantidad de películas de vaqueros americanos.
Así que vamos a dejarnos de gaitas y de irnos por los cerros de Úbeda. Demos un voto de confianza a lo dicho por Manuel Lara Lemus, quizás con un poco de exageración, pero con buena intención. Que ¡enseguida saltáis a la yugular!
Desde los áridos desiertos de Tabernas, donde se firmaron gran cantidad de películas de vaqueros americanos.