cataluña en tiempos de la dictadura fue una región, como todas las que había en españa.
creo que usted está juzgando a cataluña desde la izquierda.
creo que usted está juzgando a cataluña desde la izquierda.
La represión de la dictadura franquista a menudo es vista desde su vertiente más cruel, la de los asesinatos impunes, las desapariciones inexplicadas o las torturas arbitrarias. Sin embargo, la represión y persecución de la dictadura tuvieron formas más sutiles de influencia política. La censura entró en todos los aspectos de la vida diaria y, evidentemente, en la lengua, en los libros de texto destinados a la enseñanza, en las publicaciones y en la radiodifusión. Todo estaba bajo el control del censor, de las instituciones del régimen y afines a la Falange.
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La ley promulgada por el gobierno franquista, el 5 de abril de 1938, cuando penetraron las tropas de Franco en territorio catalán, dejó sin efecto el Estatuto de Autonomía de Cataluña (votado por las Cortes Constituyentes de la II República española). En consecuencia, la lengua catalana, que era la oficial junto con el castellano, quedó fuera del Parlamento de Cataluña, de la Administración, la escuela y la Universidad. Se prohibió el uso público y fue consignada a la vida familiar, con lo cual quedó relegada a una situación de diglosia, es decir, en la que predominaba el castellano por encima del catalán. El catalán fue ahogado y escondido y su uso público, despreciado con escarnio. El territorio quedó cubierto de carteles y consignas donde se podía leer ‘Si eres español, habla español’, ‘Si eres español, habla el idioma del imperio’. Al ciudadano que en un espacio público se le oía hablar en catalán le eran dirigidas frases del tipo ‘Hable usted en cristiano’ o ‘A ver cuándo deja de ladrar’. También se podían leer letreros públicos con sentencias ofensivas como ‘Prohibido escupir y hablar en catalán
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La ley promulgada por el gobierno franquista, el 5 de abril de 1938, cuando penetraron las tropas de Franco en territorio catalán, dejó sin efecto el Estatuto de Autonomía de Cataluña (votado por las Cortes Constituyentes de la II República española). En consecuencia, la lengua catalana, que era la oficial junto con el castellano, quedó fuera del Parlamento de Cataluña, de la Administración, la escuela y la Universidad. Se prohibió el uso público y fue consignada a la vida familiar, con lo cual quedó relegada a una situación de diglosia, es decir, en la que predominaba el castellano por encima del catalán. El catalán fue ahogado y escondido y su uso público, despreciado con escarnio. El territorio quedó cubierto de carteles y consignas donde se podía leer ‘Si eres español, habla español’, ‘Si eres español, habla el idioma del imperio’. Al ciudadano que en un espacio público se le oía hablar en catalán le eran dirigidas frases del tipo ‘Hable usted en cristiano’ o ‘A ver cuándo deja de ladrar’. También se podían leer letreros públicos con sentencias ofensivas como ‘Prohibido escupir y hablar en catalán
¡MUJER, MUJER! ¿No se da cuenta de qué está metiendo la dictadura en todas las facetaS? En tiempos de la dictadura no se salvaba nadie ni nada. Volviendo a la enseñanza: EN TODA ESPAÑA SE ENSEÑABA EN CASTELLANO. Cataluña fue región como lo fue Castilla la Nueva o Castilla la Vieja.
La prohibición del uso del catalán y el proceso de minorización que se derivó de ello también tuvo consecuencias en las pautas de comportamiento lingüístico de la población. El régimen no consiguió alterar las prácticas lingüísticas entre los catalanoparlantes, que continuaban siendo básicamente en catalán, pero en cambio se estableció como la norma ‘correcta’ de conversación el hecho de que un catalanoparlante se pasara indefectiblemente al castellano cuando interactuaba con un alófono, con independencia de cuál fuera la condición social del interlocutor o el tiempo vivido en Cataluña. De hecho, todavía hoy en día la norma de convergencia al castellano es la que explica la mayoría de conversaciones entre una persona de lengua inicial catalana con otra de lengua diferente. Con el fin de consolidar esta pauta de comportamiento lingüístico fue necesario extender el conocimiento del castellano entre una población que en la década de los años 40 tenía amplios sectores con una competencia nula o muy débil de esta lengua. Desde este punto de vista, hay que remarcar la importancia de la televisión y la escuela, dos agentes de primera magnitud que trabajaron a favor de la castellanización del país durante décadas en un régimen de monopolio absoluto. Los efectos de la escolarización exclusivamente en castellano todavía ahora son plenamente visibles: más de un 65% de la población catalana declara que no sabe escribir en esta lengua