Un pool de empresas se reparte obra pública de la Generalitat con pactos secretos
Algo huele a podrido en las adjudicaciones de obra pública de Cataluña. Tras la detención la pasada semana de varios empresarios y de Jordi Vergé, gerente de carreteras en Gerona de la empresa pública GISA, comienzan a aflorar procedimientos sospechosos tanto de la Administración como de las constructoras que optan a las adjudicaciones de contratos. La investigación del juzgado de instrucción número cinco de Barcelona arrojan un claro indicio: algunas de estas constructoras llegan a coincidir, hasta el céntimo, en complejos presupuestos para que una firma rival se lleve un contrato. Obviamente, tanta benevolencia tiene un precio, ya que esas mismas empresas son luego favorecidas con prácticas similares para que las adjudicatarias sean ellas. Todo ello hace pensar a los investigadores en una trama con pactos secreto para repartirse entre un pool empresarial las adjudicaciones públicas, eliminando a los demás competidores que no forman parte de dicho grupo.
Algo huele a podrido en las adjudicaciones de obra pública de Cataluña. Tras la detención la pasada semana de varios empresarios y de Jordi Vergé, gerente de carreteras en Gerona de la empresa pública GISA, comienzan a aflorar procedimientos sospechosos tanto de la Administración como de las constructoras que optan a las adjudicaciones de contratos. La investigación del juzgado de instrucción número cinco de Barcelona arrojan un claro indicio: algunas de estas constructoras llegan a coincidir, hasta el céntimo, en complejos presupuestos para que una firma rival se lleve un contrato. Obviamente, tanta benevolencia tiene un precio, ya que esas mismas empresas son luego favorecidas con prácticas similares para que las adjudicatarias sean ellas. Todo ello hace pensar a los investigadores en una trama con pactos secreto para repartirse entre un pool empresarial las adjudicaciones públicas, eliminando a los demás competidores que no forman parte de dicho grupo.