Siempre la historia depende de quien la cuente. Los cuarenta años de historia oficial. no han ayudado a unificar criterios que son fáciles de unificar, porque los hechos son los que son, luego cada cual los contará a su manera.
Han sido cuarenta años de historia contada según los criterios oficiales, que al día de hoy lamento recordar. Ocurría lo mismo con la religión. Los monarcas fueron extraordinarios, y contribuyeron a la grandeza de España. Las guerras perdidas las contaban como guerras ganadas, y nuestras tropas valientes como ninguna. A América se fue a evangelizar al indio, que por intercesión divina se convertía al cristianismo, sin rechistar. Poco menos que los llegados a ese desconocido mundo eran como una gran ONG.
Según el arzobispo que fue procurador en cortes por Franco a la sazón en Burgos. Se negó a que determinadas empresas se instalarán en la capital ya que los obreros eran conflictivos y ateos. Y consideraba a España la reserva espiritual del mundo, y a Burgos la reserva espiritual de España. Con semejante mentalidad apaga y vámonos.
Recuerdo que por los años sesenta, la prensa y radio resaltaba, las huelgas y conflictos que había en nuestro país vecino, y lo bien que vivíamos en España. Francia y Rusia eran la bicha, algo diabólico que cura y maestro no perdían ocasión de mencionar. Y eso creía yo, que en España vivíamos de puta madre, a pesar de que algún día la merienda era pan con pan, y que por gentileza de los americanos nos daban en la escuela un vaso de leche, y una cosa desconocida a la que llamaban mantequilla.
Y en mi casa había algún que otro libro y se compraba el periódico, que algo desinforma. Pero fue la radio la que me hizo comprender que todo lo que me contaban era mentira.
Con la BBC empecé a entender las miserias de las gentes de nuestro país aplastado por la bota de los militares, y adoctrinado por obispos decimonónicos.
Y comencé a hacerme socialista, leyendo un libro de Ortega y Gaset, del cual unos cuantos quemé en la estufa de la escuela, para que el carbón cuando había tomara fuerza. Eran libros que dormían en un desván. Más tarde me enteré que formaban parte de una remesa que la república distribuyó por las escuelas, y que con Franco de inmediato fueron retirados.
Esta es la historia real de muchos años de Franquismo, en los que se ahogaba las gargantas de los que pedían pan. Y es la historia de muchos de vosotros de la Castilla profunda. Sin embargo, pareceis satisfechos de una época negra, en la que los más se daban por satisfechos si tenían la tripa llena, llena pero mal alimentados. No tneis mas que miraros, pequeños y rechonchos, la falta de una dieta a base de pan y cerdo os hizo crecer para los lados. Esa es la figura del tipo medio de la época. Nuestros hijos ya han crecido haci arriba. Yo con uno setenta y cinco era el más alto del pueblo y sus alrededores, Que cosas.
Y como si nada ciegos a una historia real. Borrais de los cuarenta años treinta, y os quedáis con los últimos diez de cierto progreso gracias a los dineros que mandaban los que por vivir bien y no gustarnos, se iban a los países del mal Francia, Alemania... donde no parecía haber Dios ni orden.
Y siguen añorando al difunto como a un familiar benefactor, y no lo hacen solamente los que han sido beneficiados, que sería algo natural que da cierta honra. No despelujados y gentes que en su día disfrutaron abundantes piojos. loas al dictador. Os parece bien que los muertos sigan en las cunetas, y que el difunto no sea removido de su tumba, no sea que se despierte.
Han sido cuarenta años de historia contada según los criterios oficiales, que al día de hoy lamento recordar. Ocurría lo mismo con la religión. Los monarcas fueron extraordinarios, y contribuyeron a la grandeza de España. Las guerras perdidas las contaban como guerras ganadas, y nuestras tropas valientes como ninguna. A América se fue a evangelizar al indio, que por intercesión divina se convertía al cristianismo, sin rechistar. Poco menos que los llegados a ese desconocido mundo eran como una gran ONG.
Según el arzobispo que fue procurador en cortes por Franco a la sazón en Burgos. Se negó a que determinadas empresas se instalarán en la capital ya que los obreros eran conflictivos y ateos. Y consideraba a España la reserva espiritual del mundo, y a Burgos la reserva espiritual de España. Con semejante mentalidad apaga y vámonos.
Recuerdo que por los años sesenta, la prensa y radio resaltaba, las huelgas y conflictos que había en nuestro país vecino, y lo bien que vivíamos en España. Francia y Rusia eran la bicha, algo diabólico que cura y maestro no perdían ocasión de mencionar. Y eso creía yo, que en España vivíamos de puta madre, a pesar de que algún día la merienda era pan con pan, y que por gentileza de los americanos nos daban en la escuela un vaso de leche, y una cosa desconocida a la que llamaban mantequilla.
Y en mi casa había algún que otro libro y se compraba el periódico, que algo desinforma. Pero fue la radio la que me hizo comprender que todo lo que me contaban era mentira.
Con la BBC empecé a entender las miserias de las gentes de nuestro país aplastado por la bota de los militares, y adoctrinado por obispos decimonónicos.
Y comencé a hacerme socialista, leyendo un libro de Ortega y Gaset, del cual unos cuantos quemé en la estufa de la escuela, para que el carbón cuando había tomara fuerza. Eran libros que dormían en un desván. Más tarde me enteré que formaban parte de una remesa que la república distribuyó por las escuelas, y que con Franco de inmediato fueron retirados.
Esta es la historia real de muchos años de Franquismo, en los que se ahogaba las gargantas de los que pedían pan. Y es la historia de muchos de vosotros de la Castilla profunda. Sin embargo, pareceis satisfechos de una época negra, en la que los más se daban por satisfechos si tenían la tripa llena, llena pero mal alimentados. No tneis mas que miraros, pequeños y rechonchos, la falta de una dieta a base de pan y cerdo os hizo crecer para los lados. Esa es la figura del tipo medio de la época. Nuestros hijos ya han crecido haci arriba. Yo con uno setenta y cinco era el más alto del pueblo y sus alrededores, Que cosas.
Y como si nada ciegos a una historia real. Borrais de los cuarenta años treinta, y os quedáis con los últimos diez de cierto progreso gracias a los dineros que mandaban los que por vivir bien y no gustarnos, se iban a los países del mal Francia, Alemania... donde no parecía haber Dios ni orden.
Y siguen añorando al difunto como a un familiar benefactor, y no lo hacen solamente los que han sido beneficiados, que sería algo natural que da cierta honra. No despelujados y gentes que en su día disfrutaron abundantes piojos. loas al dictador. Os parece bien que los muertos sigan en las cunetas, y que el difunto no sea removido de su tumba, no sea que se despierte.