Saludos Juan; tu relato, fiel fotografía de aquellos años y de aquellas circunstancias me traen a la memoria muchos recuerdos de aquella época, que algunos quieren convertir hoy como tiempos de bonanzas y de bienestar.
Yo estuve en Barcelona en 1949, tenia 24 años y venia de viajar por Madrid, Zaragoza y Huesca en donde vivía entonces una hermana casada con un oficial del ejercito. Volví a Tanger en donde residía, después de unas practicas de estudios en Barcelona durante dos semanas.
Francamente, la ciudad me encantó, pero el ambiente existente en aquella época daba mucho que desear. La prostitución dominaba el ambiente, pues muchísimas mujeres tenían que sobrevivir de la única forma que tenían a su alcance, vender sus cuerpos forzadas por la necesidad.
Pasear, una mujer por las Ramblas era la apuesta de correr el riesgo, seguro, de que te confundieran. Y fue lo primero que me advirtieron en la casa de familia, viuda de un militar, en donde me alojé recomendada por mi cuñado. La ramblas era un hervidero de mujeres “necesitadas” que buscaban su “plan” para poder salir adelante. Desde las ramblas todo el barrio Chino hasta donde se encontraba el Apolo eran lugares “prohibidos” para el resto de barceloneses.
En Zaragoza contemplé una escena de un grupo de soldados que en una tiendecilla, cambiaban uno de los panecillos que les daban (un chusco) por un gorro repleto de algarrobas, por que decían que quedaban mas harto con las algarrobas que con el panecillo. ¡Que tiempos aquellos!
Después volví en 1957, estuve cerca de tres meses en plan de estudios, había cambiado un poco, pero la gente tenia que trabajar muchísimas horas para salir adelante sin mas. Aquí participé en revueltas estudiantiles que a veces fueron reprimidas brutalmente.
Fue a partir de 1963 que comenzamos a pasar todos los años una parte de nuestras vacaciones por esas tierras, y el resto en Madrid, donde vivía mi madre y un hermano, pero que ya fallecieron hace unos años. Ya hiba cambiandr, poco a poco, la cosa, y el cambio del dinero nos favorecia bastante. Con la entrada de España en Europa, nos fastidio a los de fuera, pero yo me alegré por el bien de los que salían beneficiados.
Llevas mucha razón en decir que te sientes catalán, por que es ahí en donde te has criado, en donde has adquirido todo lo que eres, y en donde has hecho tu familia. Yo no me siento francesa, ya llegué “hecha”, pero hay cosas que prefiero de aquí, pero toda mi savia proviene de otro sitio, aunque nunca he vivido en la península, sino de pasajes mas o menos largo.!
Estos son pedazos de vida que no se olvidan nunca!.
Recibe mi sincero saludo
Yo estuve en Barcelona en 1949, tenia 24 años y venia de viajar por Madrid, Zaragoza y Huesca en donde vivía entonces una hermana casada con un oficial del ejercito. Volví a Tanger en donde residía, después de unas practicas de estudios en Barcelona durante dos semanas.
Francamente, la ciudad me encantó, pero el ambiente existente en aquella época daba mucho que desear. La prostitución dominaba el ambiente, pues muchísimas mujeres tenían que sobrevivir de la única forma que tenían a su alcance, vender sus cuerpos forzadas por la necesidad.
Pasear, una mujer por las Ramblas era la apuesta de correr el riesgo, seguro, de que te confundieran. Y fue lo primero que me advirtieron en la casa de familia, viuda de un militar, en donde me alojé recomendada por mi cuñado. La ramblas era un hervidero de mujeres “necesitadas” que buscaban su “plan” para poder salir adelante. Desde las ramblas todo el barrio Chino hasta donde se encontraba el Apolo eran lugares “prohibidos” para el resto de barceloneses.
En Zaragoza contemplé una escena de un grupo de soldados que en una tiendecilla, cambiaban uno de los panecillos que les daban (un chusco) por un gorro repleto de algarrobas, por que decían que quedaban mas harto con las algarrobas que con el panecillo. ¡Que tiempos aquellos!
Después volví en 1957, estuve cerca de tres meses en plan de estudios, había cambiado un poco, pero la gente tenia que trabajar muchísimas horas para salir adelante sin mas. Aquí participé en revueltas estudiantiles que a veces fueron reprimidas brutalmente.
Fue a partir de 1963 que comenzamos a pasar todos los años una parte de nuestras vacaciones por esas tierras, y el resto en Madrid, donde vivía mi madre y un hermano, pero que ya fallecieron hace unos años. Ya hiba cambiandr, poco a poco, la cosa, y el cambio del dinero nos favorecia bastante. Con la entrada de España en Europa, nos fastidio a los de fuera, pero yo me alegré por el bien de los que salían beneficiados.
Llevas mucha razón en decir que te sientes catalán, por que es ahí en donde te has criado, en donde has adquirido todo lo que eres, y en donde has hecho tu familia. Yo no me siento francesa, ya llegué “hecha”, pero hay cosas que prefiero de aquí, pero toda mi savia proviene de otro sitio, aunque nunca he vivido en la península, sino de pasajes mas o menos largo.!
Estos son pedazos de vida que no se olvidan nunca!.
Recibe mi sincero saludo