Cierto día el cura del pueblo anuncio a sus feligreses que el próximo Domingo recibirían la visita del Sr. Obispo. El cura pidió la asistencia masiva de fieles y anuncio que el propio obispo confesaría a todo el que lo quisiera. En el pueblo había un homosexual que no se atrevía a salir del armario y quiso confesarse con el Sr, Obispo.
-Ave Maria Purisima, sin pecado concebida, dijo el obispo.
-Vera Monseñor, soy homosexual y como se que esto es un pecado quiero confesarme.
-Bueno hijo mio, no estas solo en el mundo, yo también lo soy, le confesó el obispo, a partir de ahora que ya nos conocemos, haz el favor de no llamarme MONSEÑOR, desde hoy llámame MONTSE.
-Ave Maria Purisima, sin pecado concebida, dijo el obispo.
-Vera Monseñor, soy homosexual y como se que esto es un pecado quiero confesarme.
-Bueno hijo mio, no estas solo en el mundo, yo también lo soy, le confesó el obispo, a partir de ahora que ya nos conocemos, haz el favor de no llamarme MONSEÑOR, desde hoy llámame MONTSE.