Un madrleño y un catalán van a la misma barbería.
Allí sentados, con un barbero para cada uno, no se habló ni una palabra.
Los barberos evitaban cualquier conversación, porque pensaban que podría acabar en discusión, y más si hablaban de futbol...
Terminados de afeitar los dos clientes más o menos al mismo tiempo, el barbero del catalán hizo intención de coger el aftershave,
pero éste le tocó en el brazo diciendo:
- No, gracias. Mi mujer va a olerlo y pensará que he estado en una casa de putas.
El segundo barbero se dirigió al madrileño y le preguntó:
- Y Ud. ¿Quiere aftershave?
- Por supuesto, respondió el madrileño. Mi mujer no sabe cómo huele una casa de putas...
Allí sentados, con un barbero para cada uno, no se habló ni una palabra.
Los barberos evitaban cualquier conversación, porque pensaban que podría acabar en discusión, y más si hablaban de futbol...
Terminados de afeitar los dos clientes más o menos al mismo tiempo, el barbero del catalán hizo intención de coger el aftershave,
pero éste le tocó en el brazo diciendo:
- No, gracias. Mi mujer va a olerlo y pensará que he estado en una casa de putas.
El segundo barbero se dirigió al madrileño y le preguntó:
- Y Ud. ¿Quiere aftershave?
- Por supuesto, respondió el madrileño. Mi mujer no sabe cómo huele una casa de putas...