Una rica viuda fue a la consulta de su dentista. Pero antes de sentarse "en el sillon de torturas" sacó su anillo de alianza.
-Diga, doctor, ¿podria utilizarlo para hacer el diente de oro que necesito?
-Claro -contesta el dentista-. ¿Pero luego nó se arrepentirá?
-No se preocupe, doctor -aclara la viuda-. Ud. me va a hacer un gran favor.
- ¿Y eso? ¿Que favor es ese tan grande?-inquiere curioso el dentista.
-Mire, antes de morir mi esposo hace cuatro años, me hizo jurar que nunca me separaria de la alianza que me regaló. Y resulta que ahora me voy a vover a casar. mi nuevo pretendiente exige que no lleve mas que su anillo.
¿Que quiere que haga? Gracias a Ud. podre cumplir con los dos. ¿No le parece?
-Diga, doctor, ¿podria utilizarlo para hacer el diente de oro que necesito?
-Claro -contesta el dentista-. ¿Pero luego nó se arrepentirá?
-No se preocupe, doctor -aclara la viuda-. Ud. me va a hacer un gran favor.
- ¿Y eso? ¿Que favor es ese tan grande?-inquiere curioso el dentista.
-Mire, antes de morir mi esposo hace cuatro años, me hizo jurar que nunca me separaria de la alianza que me regaló. Y resulta que ahora me voy a vover a casar. mi nuevo pretendiente exige que no lleve mas que su anillo.
¿Que quiere que haga? Gracias a Ud. podre cumplir con los dos. ¿No le parece?