Apocalipsis now
Meditación. Levantar el corazón al cielo y trabajar por la civilización del amor
La brillante película con este título sobre el desastre de la guerra, es quizá la mejor interpretación de ese demonio que es la lucha entre los hombres, en el ámbito de los efectos psicológicos. La magistral escena inicial de la película, el ataque aéreo a un pueblo, mientras suena música clásica al compás de las bombas que abrasan todo, me recuerda que conocí hace años a un piloto de uno de esos helicópteros. Me contaba como les entrenaban, preparándolos para matar. Salían de noche, pero no aguantaban muchos días, y después de una tanda de esas salidas nocturnas, quedaban hechos polvo y tenían que llevarlos a un campamento unas semanas para reponerse: descansaban sin hacer nada, y recibían ayuda psicológica; luego les daban una tanda de sesiones de “comer el coco” para volver a la guerra con ganas de matar. Un día le alcanzaron y cayó herido. Recuerda que fueron unas semanas de curarle el cuerpo, y varios años –ya en Italia, donde le mandaron- para curarle la mente, pues estaba desequilibrado. Se daba cuenta de que en la guerra les habían quitado la dignidad, les habían convertido en una especie de monstruos, y aún entonces mientras iba por la calle le entraba deseos sangrientos... conoció una chica que le fue ayudando y con quien a la larga se casó. Le leía la Biblia, hasta que desaparecieron los sueños sangrientos y de horror, y fueron sustituyéndose por otros más dulces, incluso una noche soñó con la Virgen. A ella atribuye su curación. Pudo volver a rehacer su vida, dedicarse al trabajo y a la familia, y cuando le conocí ya tenían un hijo.
Meditación. Levantar el corazón al cielo y trabajar por la civilización del amor
La brillante película con este título sobre el desastre de la guerra, es quizá la mejor interpretación de ese demonio que es la lucha entre los hombres, en el ámbito de los efectos psicológicos. La magistral escena inicial de la película, el ataque aéreo a un pueblo, mientras suena música clásica al compás de las bombas que abrasan todo, me recuerda que conocí hace años a un piloto de uno de esos helicópteros. Me contaba como les entrenaban, preparándolos para matar. Salían de noche, pero no aguantaban muchos días, y después de una tanda de esas salidas nocturnas, quedaban hechos polvo y tenían que llevarlos a un campamento unas semanas para reponerse: descansaban sin hacer nada, y recibían ayuda psicológica; luego les daban una tanda de sesiones de “comer el coco” para volver a la guerra con ganas de matar. Un día le alcanzaron y cayó herido. Recuerda que fueron unas semanas de curarle el cuerpo, y varios años –ya en Italia, donde le mandaron- para curarle la mente, pues estaba desequilibrado. Se daba cuenta de que en la guerra les habían quitado la dignidad, les habían convertido en una especie de monstruos, y aún entonces mientras iba por la calle le entraba deseos sangrientos... conoció una chica que le fue ayudando y con quien a la larga se casó. Le leía la Biblia, hasta que desaparecieron los sueños sangrientos y de horror, y fueron sustituyéndose por otros más dulces, incluso una noche soñó con la Virgen. A ella atribuye su curación. Pudo volver a rehacer su vida, dedicarse al trabajo y a la familia, y cuando le conocí ya tenían un hijo.
Apocalipsis now
Meditación
"En muchas ocasiones el hombre es un lobo para el hombre"
El egoísmo predomina sobre el amor. Esto queda gráficamente reflejado en los cuatro jinetes del Apocalipsis, que según la tradición popular eran la guerra y el hambre consiguiente, y con ellas la peste y la muerte: “he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano... he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra...” El milenarismo relaciona el milenio nuevo con el desastre total.
Meditación
"En muchas ocasiones el hombre es un lobo para el hombre"
El egoísmo predomina sobre el amor. Esto queda gráficamente reflejado en los cuatro jinetes del Apocalipsis, que según la tradición popular eran la guerra y el hambre consiguiente, y con ellas la peste y la muerte: “he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano... he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra...” El milenarismo relaciona el milenio nuevo con el desastre total.