PALABRAS BONITAS.
Manuel Marin
Ahora que el independentismo se cansa de votarse a sí mismo y contempla en Sánchez a un soberanista más, el
Gobierno empieza otro 'procés' basado en el metalenguaje como herramienta de hipnosis colectiva. Sánchez está limpiando el terreno de impurezas constitucionales con palabras bonitas, y nos inyecta un barroquismo retórico y hueco para transformar una claudicación ilegal en un
dulce empalago '
democrático'. 'Alivio penal', lo llaman. Nos inculcan que le debemos
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